ORLANDO
CHIRINO
Una
candidatura obrera
Postulada por el
Partido Socialismo y Libertad, su candidatura
cuenta con el respaldo de varias organizaciones políticas y de sectores
laborales. Nacido en Coro, hizo sus estudios secundarios en liceos falconianos
y cursó hasta el 2º semestre del ciclo básico de ingeniería petrolera en la Universidad del Zulia.
Allí comenzó su participación política en el MIR. Inicia su lucha sindical en
una fábrica textil de Valencia (1973). En los años 80 militó en el Partido
Socialista de Trabajadores. Desde entonces, su vocabulario es inseparable de la
terminología trotskista. Sin embargo, admite que hoy en Venezuela el debate
entre Stalin y Trotsky no es un vínculo comunicativo, si bien estima necesario
que la gente conozca aquellos procesos y el surgimiento de desviaciones y
burocratización en el seno de las revoluciones.
En medio de la marcada polarización del
proceso electoral venezolano, la candidatura de Orlando Chirino, un dirigente
sindical de trayectoria combativa y transparente, surge como una alternativa
dirigida –según sus propias palabras- a los trabajadores que ven frenada su
aspiración a la autoorganización; a todos los sectores descontentos de la
población venezolana que desde las bases han venido luchando por una
transformación real de la sociedad y ven sus iniciativas truncadas por
imposiciones desde arriba o por trabas burocráticas.
-¿Ignora
Orlando Chirino la participación activa que han tenido estas bases en el
proceso de cambio propuesto por el Presidente Chávez?
-Todo lo contrario. Esas bases y su
experiencia acumulada son una gran esperanza para Venezuela. Pero el actual
gobierno tiende a corporativizarlas, es decir a subordinar todas sus
iniciativas a las decisiones tomadas por arriba. Nuestro programa se opone a
este tipo de sujeción de los trabajadores, sea empresarial o gubernamental. Nos
pronunciamos por la plena autonomía en las organizaciones sindicales, sociales, indígenas. Sus reivindicaciones
inmediatas no pueden desvincularse de la necesidad de atacar el fondo de la “enfermedad”
que subyace en toda sociedad capitalista.
Hacia esa raíz va dirigido nuestro Programa.
-En forma sucinta, según la
óptica de Orlando Chirino, ¿cuál es el germen de esa enfermedad?
-Lo
encontramos en la organización económica y social que permanece intocable.
-A su juicio, ¿no se ha
operado ningún cambio en estos trece años?
-Las
estructuras de la sociedad siguen intactas. Salvo las denominaciones con el
membrete “popular” de una proliferación de Ministerios y la creación de las
llamadas “Misiones Sociales” en auxilio de los sectores de población más
necesitados, la raíz del problema no ha sufrido variación alguna. Seguimos
siendo una economía rentista, totalmente dependiente del petróleo, con una
agricultura paralizada que sólo favorece al negocio agroimportador. El
desarrollo industrial, científico y tecnológico es apenas una utopía discursiva.
-¿Cuáles son las
propuestas del Programa de Orlando
Chirino en este sentido?
-En
primer lugar, planteamos que en un corto plazo la industria petrolera sea cien
por ciento venezolana. Nos oponemos a que las empresas mixtas petroleras y
gasíferas sean propietarias hasta de un 40% de la producción, mientras la deuda
pública interna e internacional se agiganta, con un desequilibrio abismal en el
presupuesto público. El país se desangra pagando una deuda externa cuyo origen
ilegítimo e ilegal nació con la estatización de deudas privadas durante el
puntofijismo. De allí que el candidato de la llamada Mesa de Unidad Democrática
permanezca mudo, pues su programa incluye continuar las privatizaciones,
culminar la entrega de Venezuela. Tal es “el camino hacia el futuro” que viene
proponiendo.
-¿Soluciones al problema de la deuda externa?
-Hemos
avanzado la propuesta de una consulta internacional entre países deudores a fin
de plantear una moratoria.
-¿Medidas a corto plazo?
-El carácter de nuestro Programa es
transicional; está concebido como un puente entre los problemas inmediatos de
la población explotada y las tareas políticas que demanda nuestra emancipación
desde el punto de vista de clase. Un primer paso inaplazable sería equiparar el
salario mínimo a la canasta alimentaria, como lo establece el art. 91 de la Constitución,
convertido en letra muerta, así como la discusión inmediata de los contratos
colectivos con los distintos gremios, paralizada desde hace más de diez años.
Las medidas para una transformación de fondo
requieren tiempo. Sólo un gobierno de los trabajadores, mediante la
movilización y autoorganización popular, podrá construir nuevas relaciones de
producción.
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