YANOMAMI
La etnia yanomami es la más antigua entre las que habitan el estado
Bolívar, territorio donde mora desde hace más de veinte mil años. Sin embargo,
apenas representa el uno por ciento de la población venezolana, con unas 15.000
personas. Su cultura ha sido considerada Patrimonio de la Humanidad. De allí
que afirmaciones como “Sólo cuentan hasta dos” –difundida por medios impresos y
de la red- se preste a erróneas interpretaciones. Quizás se quiere significar
que por encima de ese número todo entra en la categoría de “muchos”.
El nombre de esta etnia ha venido sonando con insistencia en los últimos
meses, desde que se hizo pública la
denuncia de organizaciones indígenas acerca de una presunta masacre de
habitantes yanomami en el mes de julio, atribuida a un bombardeo realizado por
mineros ilegales del Brasil (garimpeiros). Posteriormente las mismas
organizaciones señalaron que la Comisión
Oficial venezolana encargada de investigar los hechos no
había llegado hasta el lugar donde supuestamente éstos habrían ocurrido: la
comunidad de Irotatheri, municipio Alto Orinoco del estado Amazonas. La
siguiente secuencia informativa
conducirá al lector a extraer su propio análisis:
01 sept. - La agencia de noticias
IPS transmitió que “hasta 80 personas de la comunidad Irotatheri habrían muerto
baleados y quemados el 5 de julio, a manos de buscadores de oro provenientes de
Brasil”. Señaló que la organización yanomami Horonami, dirigida por Luis
Shatiwé, de dicha etnia, había
presentado en la Fiscalía General
de Puerto Ayacucho la solicitud de investigar la masacre relatada por tres
sobrevivientes y por miembros de la comunidad Hokomawe, quienes iban de visita
a Irotatheri. De tales hechos Shatiwé informó el 27 de julio a la Brigada 52 del Ejército
que actúa en la zona. El obispo José Angel Divasson, vicario apostólico de Amazonas, dijo a IPS
que encontraba dudoso el número de víctimas de esta denuncia, pues se trata de
comunidades nómadas que se desplazan a menudo y no permanecen tantas personas
en un solo shabono (vivienda típica de la etnia). Agregó que es conocida la
actividad de garimpeiros en la zona y sus difíciles relaciones con las
comunidades indígenas.
En la misma fecha -según noticias difundidas en la red-, el coordinador
adjunto del programa Río Negro, del Instituto Socio Ambiental del Brasil,
informó que un sobreviviente de la masacre de Irotatheri, de nombre Swaporí,
había solicitado ayuda médica en un shabono yanomami del lado brasileño. Agregó
que el sobreviviente, quien llegó con heridas graves dos semanas atrás, dijo
haber visto cuando mineros brasileños desde un helicóptero lanzaban bombas que
incendiaron el shabono, causando la muerte de todos sus ocupantes cuyos restos
calcinados él había observardo. Según el mismo informante, Swaporí declaró
sobre estos hechos a la
Radio Chamánica, de Puerto Ayacucho.
La Fiscal General
de la República,
Dra. Luisa Ortega Díaz, informa haber designado un equipo cuya investigación de
varios días en el lugar de los hechos “no encontró nada que compruebe que esto
haya ocurrido”,
El 3 de septiembre el ministro
del Interior, Tareck El Aissami, declaró que la Comisión designada por el
gobierno venezolano no había encontrado evidencias de ninguna muerte.
Posteriormente la prensa oficial y la página web del canal Telesur informaron
acerca de la “investigación exhaustiva cumplida por la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana, junto con representantes del Ministerio Público, Ministerio de
Asuntos Indígenas y Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas (CICPC)”. Uno de los integrantes de la Comisión transmitió que,
después de varias horas de vuelo, “al
sexto día se pudo llegar a la comunidad de Irotatheri y se puede dar fe de que
en esta zona no ha ocurrido absolutamente nada con la comunidad Yanomami”.
Tales declaraciones fueron avaladas no sólo por un equipo de prensa acompañante
de dicha expedición, sino por el propio
denunciante de la supuesta masacre, Luis Shatiwé.
La Agencia Venezolana
de Noticias, luego de enviar a un fotógrafo conocedor de la zona, informó: “De
llegar a ocurrir una masacre de tal magnitud, la comunidad por sus
características nómadas se desplazaría inmediatamente y se observarían rasgos
de nuevas construcciones en la zona”. Estas deducciones fueron complementadas
por el fotógrafo, quien precisó -según la misma fuente-: “No es una comunidad
que se armó hace poco. Tiene algunos meses, tal vez un año; está cimentada, hay
cultivos de conuco”.
La red da
cuenta de que “un equipo de Telesur, se trasladó al lugar para corroborar las
investigaciones realizadas por funcionarios, confirmando que no hay presencia
de irregulares y que la comunidad aborigen se encuentra en perfecto estado y conviviendo en paz y armonía”.
La ONG británica Survival, a
través de su página web, luego de haber “recibido testimonios de fuentes
conficenciales”,
se retractó de la información difundida acerca de la presunta matanza de
yanomami.
Para el Presidente Chávez “la falsa información sobre la supuesta masacre yanomami forma parte de una campaña de manipulación de medios privados para desprestigiar a la revolución y al pueblo venezolano”
Para el Presidente Chávez “la falsa información sobre la supuesta masacre yanomami forma parte de una campaña de manipulación de medios privados para desprestigiar a la revolución y al pueblo venezolano”
El problema de fondo
Un aliado de los pueblos indígenas e infatigable investigador de sus
culturas, el profesor y antropólogo Esteban Emilio Mosonyi, no pone en duda que
haya ocurrido esta masacre, comparable a su juicio –aunque en mucho mayor
escala- a la de Haximú (región amazónica fronteriza con Brasil) en 1993, cuando
fueron asesinados 16 yanomami por mineros ilegales brasileños.
Así lo señaló en reciente entrevista con un semanario de circulación
nacional (La Razón, 2/9/2012). A la vez se duele de que
pueda ser ésta la continuación de una estrategia de los garimpeiros para
sembrar terror en esas comunidades hasta obligarlas a abandonar su hábitat de
milenios, lo que conduciría a su extinción.
Puntualiza el Prof. Mosonyi en la citada entrevista que la cultura de
esta etnia “es una de las más interesantes en cuanto a la relación hombre-naturaleza.
Sus casas, en forma de círculos, son de gran belleza arquitectónica. Su
organización familiar es maravillosa y su lenguaje es riquísimo”. Y agrega que
podrían “continuar llevando adelante sus culturas milenarias, en interacción
con nuestra sociedad”, si viviesen en un territorio libre de continuas
agresiones y no estuviesen sometidos a condiciones de semiesclavitud por parte de los buscadores de
oro, quienes mediante amenazas les obligan a trabajar en las minas.
Reconoce el investigador que el presidente Chávez “ha puesto en marcha
numerosos proyectos que han beneficiado a estos pueblos, pero a partir del 2005
el tema indígena fue perdiendo prioridad”. La amenaza no proviene sólo de la
minería ilegal –señala Mosonyi-, sino que se hace necesario “ajustar la minería
legal a las condiciones de los ecosistemas”, única forma de salvar la
biodiversidad.
De esta situación de fondo se desprende el
reiterado planteamiento de las organizaciones indígenas al gobierno venezolano, clamando por “adopción de medidas
bilaterales con Brasil” conducentes al desalojo definitivo de los garimpeiros de
estos territorios.
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