martes, 9 de octubre de 2012

Sin diatribas ni mesías el pueblo hará su futuro



El lunes ocho de octubre, un día después de las elecciones, los seguidores de la cuenta twitter @chavezcandanga  leyeron sorprendidos: “Créanmelo: he sostenido una amena conversación telefónica con Henrique Capriles. Invito a la Unidad Nacional, respetando nuestras diferencias”.

   Es lo que ha debido hacer el Presidente Hugo Chávez desde el inicio de la campaña presidencial, en lugar de lanzar expresiones tan descalificadoras como majunche, escuálido,  ¿para qué voy a debatir con la nada?

   Insistentemente el candidato de la oposición solicitó un debate sobre ambas propuestas de gobierno, obteniendo como respuesta el más absoluto silencio, pues “con la nada no se discute”.  No es ésta una forma madura de conducir la discusión en un país democrático, de exponer ante el pueblo –al cual dice representar-  propuestas de gobierno diferentes y, sobre todo, de dejar en alto la primera magistratura dando una demostración de civismo ante un joven aspirante a la presidencia. La negativa, la olímpica arrogancia, fue rotunda desde el principio hasta el fin de la campaña.
  
   Pero he aquí que “la nada”, pese a su origen de clase, a la cual fielmente representa, dio una muestra admirable de moderación a lo largo de la campaña, absteniéndose de responder epítetos denigrantes y manteniendo hasta el final ante el Presidente su solicitud de pública discusión. Discretamente “la nada” se convirtió en seis millones y medio de votos, es decir casi la mitad de los electores venezolanos. Sin duda, el Presidente Chávez, no negado a la rectificación, ha reflexionado acerca de la insensatez de pretender anular las potencialidades de sus adversarios ubicándoles en el rincón de escuálidos, majunches o inexistentes, y, al  calibrar el peso del elevado número de votantes que respaldan a su opositor, accede a conversar sobre la Unidad Nacional. ¡Bienvenida su decisión!

   Veremos lo que cada una de las partes entiende por Unidad Nacional. La unidad con determinados propósitos que permitan el avance del país en un clima de paz no equivale a conciliación de clases. Pero éste es tema de otro discurso. Valga hoy saludar la disposición a poner fin a la diatriba estéril, a la vez que nos  congratulamos con el pueblo venezolano por su inflexible decisión de no retroceder el terreno andado y de mantenerse en permanente movilización, cerrando el paso al enemigo de clase. Le instamos a proseguir sus luchas en rebeldía hasta asumir la conducción de la auténtica transformación social que el país reclama.

   Sin diatribas ni mesías, el pueblo construirá su futuro.

<><><><><><>

1 comentario:

  1. A mi me hubiese encantado que se diera el debate entre candidatos en plena campaña, era la oportunidad perfecta para que expusieran sus respectivos proyectos de país con sus evidentes cargas ideológicas. Hubiese sido muy significativo para la población ver ese debate, y no llego a entender como Chavez peló esa oportunidad, pues estando tan seguro de su proyecto político no se justifica la negativa a confrontarlo.

    ResponderEliminar