viernes, 15 de marzo de 2013

Las búsquedas y desencuentros del Comandante

   
  


Pausado, sin la fogosidad que más tarde caracterizaría su discurso, pero seguro en sus planteamientos es el Chávez invitado al foro en la redacción del semanario La Razón cuyo panel integramos en octubre de 1995.   
La prisión de Yare, lejos de aherrojar sus proyectos en un claustro de dos años, desde la rebelión de febrero, los echó a volar con un ímpetu que ya no se detendría. Así entró a la redacción acompañado del capitán Jesús Aguilarte Gámez –hoy fallecido- y del teniente coronel Miguel Madriz Bustamante. Llevaba ya dieciocho meses en libertad, desplegando su verbo de norte a sur de Venezuela. En un momento de elecciones regionales en el país, Chávez promueve la abstención activa bajo la consigna “Por ahora por ninguno”. Tal fórmula debió hacer arrugar el ceño a Aristóbulo Istúriz –entonces dirigente de la Causa R-, pues frustró su aspiración a ser reelecto como Alcalde de Caracas, dejándole expedito el terreno a Antonio Ledezma.
Hugo Chávez se declara no abstencionista pero insta a situarse en cada contexto histórico-político y traza como objetivo la preparación de condiciones para una Constituyente popular, de plenos poderes. La convocatoria a un referéndum para efectuar dicha Asamblea va a ser su primera decisión al acceder a la Presidencia.
 Con paliativos no se cura la gangrena
  -Planteamos la Constituyente –dice Chávez- no como una panacea que resuelva todos los problemas, sino como un proceso para refundar la patria, con la participación de los sectores mayoritarios. Hemos hablado de proceso nacional constituyente, pues nos encontramos en presencia de una gangrena política que está carcomiendo al país: corrupción, recesión, inflación, déficit fiscal, deuda externa, desempleo. Esto no se cura con paliativos.
  -Nuestra propuesta es constituir un Frente con fuerzas políticas, sociales, progresistas y revolucionarias que estén a favor de un cambio verdadero; una alianza no como la de Convergencia (del Dr.Rafael Caldera), formada por una unidad de retazos de intereses de partidos, sino una convocatoria en torno a un planteamiento de transformación social, económica y política. ¿Cómo evitar que este plan se quede en el reformismo, dejando intactas las estructuras del sistema imperante? Precisamente mediante la participación activa de los sectores populares, pues de lo que se trata aquí no es de conciliar. Los intereses del sector dominante que está montado en el poder: los“amos del valle”, la banca, son irreconciliables con los intereses del pueblo y con los intereses nacionales.
Los militares se niegan a ser utilizados como guardianes del infierno
Chávez cierra los puños y se enardece cuando se refiere a la situación militar y al malestar que reina en los cuarteles, sobre todo entre la joven oficialidad:
   -La situación militar no puede desligarse del contexto nacional. Como en todo el país, hay un fuerte descontento en el seno de las Fuerzas Armadas. Mientras en Venezuela no haya una transformación estructural habrá descontento en los cuarteles. Aquí hay corrientes militares de derecha, del mismo esquema dominante de los poderes establecidos, pero hay sectores patriotas, dentro de los que me incluyo. Los soldados patriotas no vamos a aceptar que se instale un gobierno militar despótico, de las élites, de derecha. Los militares se niegan a seguir siendo utilizados como guardianes del infierno, como gendarmes necesarios, como la reserva de un sistema corrompido para dominar al pueblo.
Proscrito de los medios
Durante su recorrido de un extremo a otro del país impulsando la creación de “consejos populares constituyentes”, una sórdida atmósfera de exclusión se cierne en su contra proveniente de los medios de comunicación, empeñados en difundir la idea de su “bajo perfil”.
- Si me preguntan dónde está Chávez en los medios de comunicación, en la mayoría de ellos Chávez no existe. La decisión tomada (desde las altas esferas oficiales) fue: vamos a presionar a la prensa para tratar de producir en la opinión pública ese efecto de bajo perfil. Ni estoy de alto ni de bajo perfil. Sigo recorriendo los caminos de Venezuela.
En aquellos tiempos de dificultades para el joven militar, el semanario La Razón le abrió sus páginas. “La columna patriota” de Hugo Chávez Frías apareció en dicho semanario desde el 12 de mayo de 1996 hasta su plena incorporación a la campaña electoral de 1998.
Paradójicamente, antes de transcurridos cinco años de aquel foro, una orden de captura va a ser librada contra el periodista Pablo López Ulacio, director deLa Razón, por negarse a comparecer ante un tribunal que interpuso demanda “por difamación” contra su periódico.
“Soy el primer preso de la V República” dijo López Ulacio al denunciar tal proceso como un juicio político atizado por Luis Miquilena, entonces hombre de confianza del gobierno de Chávez y socio de una empresa de seguros cuyo tráfico de influencias para obtener fabulosos contratos fue denunciado por La Razón.
Luego de sufrir arresto domiciliario, Pablo López se autoexilió en Costa Rica, pues jamás tuvo confianza en la imparcialidad de un tribunal que lo demandaba por denunciar hechos cuya veracidad hubo luego de demostrarse. 
No venía del cuartel con los ojos vendados
Lo que desconocía la mayor parte de los televidentes que se quedaron rumiando aquel “por ahora” del teniente coronel que encabezó la rebelión del 4 de Febrero es que sus propósitos estaban inspirados en un concepto surgido no precisamente en los cuarteles, sino en el seno del Partido Comunista de Venezuela a finales de los años 50: el de la revolución basada en una alianza cívico-militar. El término “bolivarianismo revolucionario” ya había sido acuñado por Douglas Bravo en el Frente Guerrillero Leonardo Chirino en 1964.
El Partido de la Revolución Venezolana (PRV), dirigido por Douglas, establece contacto con los más avanzados representantes de las Fuerzas Armadas Nacionales, creando células clandestinas en las distintas ramas del Ejército. Dentro de ese contexto ingresa Hugo Chávez a las filas del PRV, del cual ya era militante su hermano Adán. De Douglas Bravo recibirá la simiente de sus teorías sobre el bolivarianismo emparentado con Carlos Marx y del árbol de las tres raíces como base de la nación venezolana hacia una proyección de futuro.
        En muchas de sus posteriores intervenciones públicas Chávez va a recordar que “desde los años 70 se comenzó a impulsar la rebelión en el Ejército Nacional por medio del debate”.
Diez años antes de la asonada del 4 de Febrero nace el Ejército Bolivariano Revolucionario (EBR), el mismo día del juramento en el Samán de Güere:
  “Recuerdo aquel 17 de diciembre de 1982, allá en la querida Maracay. El Regimiento de Paracaidistas estaba en formación para conmemorar el Día de la Muerte del Libertador (…) Acosta Carlez nos invitó a trotar. Nos fuimos al Samán de Güere y lanzamos el juramento aquel. Esa misma tarde nació el Ejército Bolivariano Revolucionario. Éramos cuatro: Felipe Acosta Carlez, Jesús Uraneta Hernández, Raúl Isaías Baduel y este servidor” (Hugo Chávez -Cuentos del Arañero).
Precedido por la Alianza Revolucionaria de Militares Activos (ARMA) -creada en los años 70 y dirigida por Arias Cárdenas-, el EBR va a dar paso al Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 (MBR-200), fundado el 24 de julio de 1983 en conmemoración del bicentenario del natalicio de Simón Bolívar. Es este movimiento el que impulsa la insurrección militar del   4 de Febrero y apoya posteriormente la asonada del 27 de noviembre. Luego se convertirá en el Movimiento V República (MVR), como instrumento electoral en 1998. 
Un hilo conductor despedazado el 4-F
 
Hasta febrero del 92 aquellas acciones parecían guiadas por un hilo conductor: el concepto de insurrección cívico-militar cuyo germen había sido sembrado en el seno de la joven oficialidad desde décadas atrás. ¿Qué ocurrió entonces el 4 de Febrero con los conjurados civiles? Sabido es que entre éstos figuraba en primer plano el PRV, además de la Causa R y, al final, Bandera Roja.
Según declaraciones recientes de Douglas Bravo, la acción insurreccional de febrero, cuya gestación comenzó en los años 80, fue adelantada por decisión de Chávez, con exclusión de dirigentes civiles y sin hacer entrega de armas al pueblo, como era lo acordado.
El profesor Nelson Sánchez, quien constituye una valiosa fuente por ser protagonista civil de las conjuras,  al referirse a la génesis política del 4-F ofrece datos de significación histórica:
“…el coronel Hugo Trejo, quien pertenecía a la Fuerza Aérea en el alzamiento del 58, propuso años después una unión cívico militar ´que acercara a las Fuerzas Armadas al pueblo´, acompañado por Douglas Bravo, quien contaba un liderazgo importante en la izquierda (…) Al ser retomado el proyecto cívico-militar, en 1976 se contactó con el oficial de aviación William Izarra, para asumir la organización de un proyecto unitario, destacando el Árbol de las 3 raíces (el pensamiento bolivariano, robinsoniano y zamorano) como bases fundamentales e incorporando temas como el indigenismo, el ecologismo (…)
“Hugo Chávez es contactado en 1980 por mi persona que para ese entonces me encontraba junto con el coronel Hugo Trejo en el frente militar de carrera para la rebelión cívico-militar, además era enlace con el grupo “Arma” y la Marina. Chávez creó en años anteriores dos movimientos: Comité de Militares Bolivarianos, Patrióticos y Revolucionarios y, un poco más tarde, el Ejército Revolucionario Bolivariano (…)
”La idea era instrumentar un golpe simultáneo de factores militares y civiles, a la vieja usanza de 1958, pero ante las intrigas y fugas de información que comprometían la asonada, Chávez y los comandantes del 4-F tuvieron que jugar posición adelantada y dar el madrugonazo aquel martes de 1992 (panorama.com.ve – 7/2/2013)
Kleber Ramírez, a quien los militares conjurados para la insurrección del 4-F habían confiado la delicada misión de redactar los decretos que serían promulgados al triunfar la rebelión, nos dice:

“(...) el 4F sorprendió al país y, en consecuencia, al movimiento popular; este se mantuvo inmóvil, paralizado, mientras digería la nueva situación, permitiendo, de esa manera que la derecha ilustrada tomara la iniciativa (...) La falta de orientación política y la debilidad ideológica del movimiento popular permitió que todo se desarrollara a favor de ellos (...)

"(...) En enero (1992) participé en una reunión con Hugo Chávez y con Arias Cárdenas; ahí se definió ese año para la acción, en un día del primer trimestre que ellos definirían posteriormente. No vi más a Arias Cárdenas. Con Hugo Chávez me vi el 20 de enero de 1992; tampoco lo volví a ver.

"(...) El 4F fue para mí sorpresivo; me enteré de la ación como a las 5:30 p.m., cuando no disponía ya de posibilidad alguna para resolver problemas de importancia, particularmente de comunicaciones (...)" (Kléber Ramírez Rojas (1937-1998), libro póstumo: Historia documental del 4 de Febrero, Edit.El perro y la Rana, 2012, pp. 29/30, 47 ) 

La historia juzgará los hechos. En aquel encuentro periodístico de 1995 perdimos la ocasión de abordar el tema. Quizás por no caer en indiscreciones o porque el protagonista del foro logró atraernos hacia su leitmotive del momento: la formación de un Frente Patriótico y la creación de condiciones para la Constituyente.
De la Constituyente al “Socialismo del siglo XXI”
El líder militar seguía en sus búsquedas. Al correr del tiempo se hizo evidente su imprecisión ideológica. De su paso por el PRV conservó la amalgama Bolívar-Marx y la génesis del árbol de las tres raíces, pero su inquieto temperamento le llevaba a otear otras savias.
Su encuentro en Argentina en 1994 con el sociólogo Norberto Ceresole va a imprimir un nuevo rumbo a su pensamiento, influencia que se afianzaría durante la posterior venida del argentino a Caracas. La visión del poder político en Ceresole, basada en la relación caudillo-ejército-pueblo y en la multipolaridad mediante la creación de polos de poder, en el plano internacional, para enfrentar la unipolaridad de Estados Unidos, fue asimilada por Chávez, quien refutó siempre el concepto de caudillismo.
Durante la última campaña electoral, en una rueda de prensa con medios nacionales y extranjeros en septiembre de 2012, la pregunta de un periodista de nombre Norberto suscitó una evocación en el Presidente Chávez. Estas fueron sus palabras:
"Me acuerdo de aquel argentino que vino aquí una vez y que le entraron pero bueno… al pobre; ya murió Norberto Ceresole”. Y agregó: “Él tenía algunas tesis que quizás uno no compartía del todo; hablaba de la necesidad del caudillo; yo nunca he creído que hace falta un caudillo: ni lo he sido ni pretendo serlo”
Se refirió Chávez en esa ocasión a la expulsión de Ceresole durante el mandato del Dr. Caldera en 1995. Quizás no le resultaba grato recordar que su otrora amigo Ceresole había sido por segunda vez expulsado de Venezuela durante su propio gobierno.
En entrevista con redactores de un diario venezolano, al preguntársele si era o había sido asesor del Presidente Chávez, dijo Ceresole en febrero de 1999:
"No… Yo soy amigo aquí en Venezuela de mucha gente; estuve acá y apoyo este proceso incondicionalmente" (Siete Días, El Nac., 28/02/1999)
Su expulsión del país, según analistas políticos, se atribuye a José Vicente Rangel y a Luis Miquilena. El mismo Ceresole declaró algunos años más tarde: 
   “Miquilena me ofreció un dinero. Me da un dinero que yo acepto (10 mil dólares). Él creía que con ese dinero yo iba a estar tranquilo. Miquilena compra mi salida y Urdaneta (Jesús, entonces Director de la Disip) me amenaza. Esa fue mi segunda expulsión de Venezuela”(Citado por Alberto Garrido en “Vida y muerte de Ceresole”, El Universal. 03/05/2005).

Hugo Chávez no negó nunca su amistad con Ceresole, a quien consideró un consultor. La influencia del argentino es indudable en el desarrollo de su proyecto de gobierno, aunque con reticencias “en algunas tesis que quizás uno no compartía del todo”. 
Antes de dar el salto al “socialismo del siglo XXI”, el Presidente Chávez demostró entusiasmo por una tercera vía, similar a la del británico Tony Blair. Algunos analistas atribuyeron este pasajero interés a los consejos de sus  decanos asesores Luis Miquilena y José Vicente Rangel, anclados a posiciones centristas del viejo sistema.
Como una estela de brevísimo destello esgrimió Chávez el Oráculo del Guerrero, opúsculo de otro argentino, Lucas Estrella, seguidor de las filosofías orientales. Definido como “un manual para vivir el día a día y tomar decisiones basadas en la figura del guerrero oriental y su filosofía contemplativa”, este compendio de fórmulas místicas de autoayuda sirvió de herramienta a nuestro Presidente, por fortuna durante poco tiempo.
De su contacto con Fidel Castro, cuya tutela se proyectará hasta su muerte, y con algunos intelectuales como Heinz Dieterich, el comandante Chávez fue conduciendo la nave de su pensamiento y acción hacia puertos donde  naufragios insalvables ya se habían anunciado, confundiendo el encallamiento con el hallazgo de un mar de felicidad. Esto le llevó a magnificar la revolución cubana, en proceso involutivo desde décadas atrás.
En septiembre de 2009, ante representantes de 52 partidos de izquierda reunidos en Caracas, el Presidente Chávez propuso, en un arranque de improvisación y entusiasmo, convocar la V Internacional Socialista:
“Creo que llegó la hora de que convoquemos la quinta Internacional. Yo me atrevo a convocarla”
Invitó a “crear una organización que reúna a todos los movimientos socialistas del planeta, para retomar iniciativas planteadas en anteriores ocasiones por pensadores revolucionarios”. E instó a constituir de inmediato comités preparatorios…
Aparte de aplausos de los asistentes, sus palabras volaron con el viento.
Sin embargo, tales arranques emotivos, muchas veces improvisados y sin asidero en la realidad, otras inspirados en lecturas o en el acontecer inmediato, unido a su carisma e incontenible locuacidad, despertaban la simpatía o la hilaridad de su auditorio hasta el punto de que no han faltado quienes le caractericen como “el líder del realismo mágico del continente”.
Si las Moiras se adelantaron a truncar sus planes, no escaparán sus hechos al juicio de la diosa Temis. Más allá de sus búsquedas queda lo indeleble, lo irrevocable, lo concreto. Tras una celosía trataremos de atisbar en una segunda parte, los yerros, los hallazgos, las quijotadas del desaparecido Comandante,  llorado hoy por su pueblo.
<><><><><><> 

No hay comentarios:

Publicar un comentario