jueves, 7 de marzo de 2013

REPUDIAMOS ASESINATO DEL CACIQUE SABINO ROMERO





 Sabino Romero, símbolo de la resistencia indígena, abanderado de las luchas por las tierras yukpa, fue asesinado el domingo tres de marzo en horas de la noche, cuando se desplazaba con su esposa Lucía Martínez a depositar su voto para elegir al cacique mayor de la comunidad.
   Mortal atentado que ya Sabino presentía, pues se había venido anunciando mediante amenazas, persecuciones, cárcel, eliminación de familiares y  de tantos miembros de una comunidad que permanece altiva, en defensa de una justa demarcación de las tierras y opuesta a transacciones con los ganaderos y a proyectos carboníferos y gasíferos con transnacionales, devastadores del hábitat de los pueblos originarios.     
   “Nosotros como pueblos (Caribe) Yukpa estamos viviendo desde hace más de 2.500 años en las montañas de la Sierra de Perijá y en las tierras bajas más allá de su piedemonte (...) pero siempre el Estado y los Gobiernos se colocaron del lado de los violentos invasores de nuestro territorio original (...) permitiendo que nos asesinen a través de sicarios ganaderos, porque ahora somos llamados invasores” 
   Son estas las palabras de la dirigente yukpa Zenaida Romero, contenidas en un documento presentado ante el XI período de sesiones del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas, Naciones Unidas, mayo 2012, lanzadas como un premonitorio grito de denuncia diez meses antes del asesinato de su padre, Sabino Romero.
  Nada frenó la violencia desatada contra Sabino y su comunidad. Sabino estaba condenado a muerte por los terrófagos y por los indiferentes ante el problema indígena. Por ello nos hacemos eco del Comunicado emanado de la GTAI (1) el 04/03/2013 (2) y nos sumamos a sus exigencias:
·    Cese al hostigamiento de los pueblos indígenas del país, en especial a los de la Sierra de Perijá, y en particular a la comunidad de Chaktapa y a la familia de Sabino Romero.
·     Medidas cautelares en favor de la comunidad de Chaktapa y de la familia de Sabino Romero.
·    Averiguación rápida y transparente de los hechos para determinar autoría intelectual y material del asesinato del Cacique Sabino Romero.
·     Validación inmediata de todos los procesos de autodemarcación realizados pór los pueblos y comunidades indígenas de Venezuela.
   Irrefutable demostración del acoso desplegado durante años contra Sabino y la comunidad yukpa es el artículo “La voz del cacique herido” que escribiésemos el l3 de octubre de 2009 (publicado en el semanario Temas y en diversos sitios de la red), cuyo texto incluimos en este espacio.
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1 Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas, grupo de investigación académica y de acción social  adscrito al Centro de Estudios Políticos y Sociales de América (CEPSAL), de la Univ. de los Andes en Mérida, Vzla.
2 (google – comunicado GTAI (SABINO)doc. 

                                                                                                                          
LA VOZ DEL CACIQUE HERIDO

     El jueves veintidós de octubre (2009), pocos días después de la conmemoración solemne del Día de la Resistencia Indígena, un inusitado despliegue de fuerzas policiales rompe la cotidianidad apacible de Villa del Rosario, ciudad zuliana enclavada en la Sierra de Perijá. Según las crónicas reporteriles, una patrulla del tránsito terrestre y dos camionetas del Ministerio Público entraron por la calle central, en sentido contrario al flechado y sonando la sirena para abrirse paso.
     Los transeúntes, sobresaltados, intercambiaban miradas interrogantes, pensando se trataría de la captura de un peligroso criminal, pues a aquellos vehículos que violaban impunemente las leyes del tránsito se sumaba una fuerte custodia militar y dos convoyes con soldados y guardias nacionales, aparte de agentes de la Policía Regional apostados por doquier para impedir cualquier intento de fuga.
     Pronto se sabría que el delincuente no era otro que un hombre con edad perdida en quinientos años de dominación, en búsqueda desesperada de sus tierras ancestrales arrebatadas por terrófagos de todas las pelambres, desde aquellos que desembarcaron de las malhadadas carabelas de Colón, hasta los ganaderos de Tizina, Kuzare y muchas otras haciendas de cuyos corrales son echados hoy los indígenas sobrevivientes de tantas tempestades.  

Sabino Romero Izarra

     Hijo del cacique José Manuel Romero, quien perdió la vida a los 109 años de edad a manos de pisatarios y administradores de haciendas, Sabino es el cacique de la comunidad yukpa de Chaktapa (agua que sube-agua que baja). Una precipitada sentencia lo arrincona en las filas de los delincuentes, imputándole los cargos de homicidio, agavillamiento y abigeato.
   La única base determinante de la sentencia son las pruebas balísticas presentadas por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), cuyos atropellos contra Sabino y sus familiares son recurrentes.
   En la sede del Tribunal, Sabino asume su propia defensa, sin preparación previa, narrando los hechos ocurridos el 13 de octubre, en una lengua que no es la suya pero logrando condensar su sentimiento indoblegable, dispuesto a la resistencia: “Todo viene a echar culpa a Sabino porque está peleando por tener la tierra y no se ha vendido con los ganaderos; siempre yukpa tiene que comer malanga con sal y no tiene escuela para los niños, o cuando picada de culebra o mujer embarazada no hay quien curara, siempre ganadero tiene arrechera con Sabino, ellos quieren cortar cabeza y pagar  mucho cobre para matar a mí”

     Ya antes, en entrevistas, había declarado:

    "Yo soy inocente de lo que me quiere acusar la Guardia, el Ejercito y los ganaderos, yo nunca hice disparo porque yo no andaba armao. Fui con mano sola porque íbamos a arreglar problema, si yo voy a matar gente como ellos dicen, cómo me voy a llevar los muchachos pequeños pa`que me los maten. Sólo íbamos a que Olegario respondiera por los golpes y porque me sigue acusando de ladrón de vacas. ¡Hasta cuándo! Eso lo hace pa’que me maten a mí y digan lo matan por ladrón. Yo sé que este problema viene por la demarcación, a nosotros nos quieren sacar, ya nosotros sentimos que los ganaderos y la demarcación nos quieren sacar de las tierras”.
      "Me quieren matar, tengo una bala en cada brazo. Desde ayer gente de Kusé me informa que unos parceleros están ofreciendo cinco millones por matarme…”
      Sabino no sólo siente las heridas de los tres disparos que se alojaron en su cuerpo; no sólo sufre callado la viudez de su hija Guillermina cuyo esposo Hebert García cayó bajo las balas el 13 de octubre; no sólo quisiera enjugar desde la prisión las lágrimas de su hija Marilis, de nueve años, también ella herida por arteras balas; no sólo escucha en el ruido del viento el andar presuroso de sus hijos fugitivos tratando de escapar de la muerte. Más que todo ello siente su corazón herido porque antes allí se había anidado una gran ilusión.

La ilusión del hábitat y de las tierras ancestrales

   Está escrito en el artículo 119 de la Constitución Bolivariana: El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan...
   ¿Qué hay de todo esto?, se pregunta hoy el cacique Sabino Romero Izarra, convertido en homicida y ladrón de ganado por obra de quienes, al parecer, resultan privilegiados con la esperada demarcación de tierras.
   Las declaraciones del ministro El Aissami, señalando que los sucesos de Perijá nada tienen que ver con la demarcación, entran en contradicción con la apreciación yukpa y con la de quienes se solidarizan con las comunidades indígenas:
     “Los medios alternativos que acompañamos la lucha por la tierra del pueblo yukpa podemos afirmar, al unísono con todas las organizaciones solidarias que acompañan esa lucha y con los propios yukpa en resistencia, que nosotros también pensamos que la violencia se produjo por una política de demarcación errada, pero no precisamente porque afecte los intereses de los ganaderos - sino por que se basa en la defensa de los mismos” (ANMCLA, 26/10/2009).

No es un conflicto entre indígenas

     Es lo que pretenden hacer ver los grandes terratenientes agrupados en FEDENAGA para dividir las comunidades  y captar para sus propios fines algunos grupos nativos. Al amparo de autoridades complacientes se valen de estratagemas y amenazan de muerte a quienes defienden sus derechos con entereza. Ello explica por qué Olegario Romero, cacique de la comunidad yukpa Guamo Pamocha, compañero de luchas de Sabino, actúa hoy como su adversario.
   En declaraciones últimas, Sabino dijo tener información de que Olegario “recibía dinero para acusarlo de ladrón y que planeaba matarlo” (Aporrea, 15/10/09).
   Casi todas las tierras productivas de la región están en manos de unas 15 familias poderosas, a quienes estorba la presencia indígena hasta en sus corrales. La lucha de los yukpa es la de todos los habitantes originarios enfrentados a terratenientes y a proyectos desarrollistas relacionados con la minería y la deforestación que amenazan destruir al planeta. No les dejemos solos. ¡Nuestra solidaridad es vital!

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