lunes, 19 de noviembre de 2012

TAIWAN: PIEZA CLAVE EN NUEVA ESTRATEGIA DEL PENTÁGONO


  En el curso de más de seis décadas, desde 1949 cuando fue proclamada la República Popular China  y el derrotado Kuomintang (KMT) se estableció en la provincia china de Taiwan  formando un gobierno apoyado por fuerzas extranjeras, diversos pasos han venido disminuyendo las hostilidades y encaminando ambas partes hacia un acercamiento.

      Nuevos partidos políticos han surgido en Taiwan, entre otros el Partido Nuevo (PN), inclinado a la unificación,  fundado en 1993 por disidentes del KMT; el Partido Social Demócrata (PSD), el Partido Democrático Progresista (PDP), el Partido del Pueblo Primero (PPP), mientras las relaciones entre el PCCH y el Kuomintang han pasado a ser de entendimiento y cooperación, bajo una base política común: oposición a la “independencia de Taiwan” y defensa del Consenso de 1992.

   Este consenso, logrado mediante prolongadas discusiones entre la parte taiwanesa FIE (Fundación para los Intercambios del Estrecho) y la parte continental ARET (Asociación para las Relaciones en el Estrecho de Taiwan), plantea que “los problemas concretos en los contactos entre ambos lados del estrecho son asuntos internos de China y deben ser resueltos mediante consultas bajo el principio de una China”. Establece, además, que “después de 1949, China se encuentra en un estado de separación temporal, en que dos entes políticos gobiernan por separado ambas partes del estrecho”,

   Si bien subsisten ciertas diferencias en la connotación política, ambas partes confieren prioridad al impulso de la interdependencia económica y a la cooperación en diversas áreas.

   Desde 1972 la ONU reconoce que el Gobierno de Beijing representa la única China.

    La unificación pacífica mediante la política de “un país, dos sistemas”, planteada por la RPCH desde 1978, ha encontrado un cauce favorable no sólo con el viraje económico allí operado, atrayendo fuertes grupos empresariales de Taiwan, hoy defensores del “Consenso de 1992”, sino en un aspecto inimaginable: la posibilidad para los empresarios de ingresar al PCCh gracias a la teoría de la Triple Representatividad. Toda barrera quedaría borrada entre los contendores de aquella guerra civil fratricida y batirían palmas las élites empresariales de uno y otro lado del estrecho.

  Pero el proceso de normalización de relaciones entre Taiwan y la parte continental no está exento de escollos. Ambas partes están conscientes de ello. No otra cosa se deduce de la Ley Antisecesión promulgada en Beijing por la Asamblea Popular Nacional (APN) en marzo de 2005, la cual estipula que se proseguirá “la búsqueda de la reunificación nacional a través de medios pacíficos, y el empleo de medios no pacíficos para impedir la secesión de Taiwan de China como último recurso”.

   Dicha Ley no ha impedido continuar los pasos de acercamiento. Apenas a un mes de su promulgación, luego de un encuentro en Beijing del presidente del KMT, Lien Chan, y el secretario general del PCCh, Hu Jintao, en un comunicado de prensa se informó sobre los “esfuerzos conjuntos para promover el final del estado de hostilidad entre ambas orillas del Estrecho de Taiwan y establecer un marco para el desarrollo pacífico y estable de las relaciones, incluido un mecanismo de confianza recíproca militar”. Se iniciaría así la “tercera cooperación” PCCh-KMT.   

   En abril de 2006 se efectuó en Beijing el primer Foro Económico y Comercial de Ambos Lados del Estrecho de Taiwan, organizado por el PCCh y el KMT, al cual asistieron inversionistas taiwaneses establecidos en China.

   Una delegación de la ARET, encabezada por Chen Yunlin, visitó Taiwan en noviembre de 2008, siendo recibida por Lien Chan, como presidente honorario del KMT y presidente de la FIE quien enfocó el encuentro desde una perspectiva histórica, señalando que los nuevos acuerdos simbolizan un avance en la confianza mutua y se orientan hacia el fin de una situación que ha prevalecido desde 1949.

   El Acuerdo Marco de Cooperación Económica (ECFA, siglas en inglés), firmado en Chongqing en junio de 2010, fue descrito por el dirigente taiwanés Ma Ying-jeou “como un importante concepto que permitirá a Taiwan convertirse en un centro de innovación mundial, un centro en la región Asia-Pacífico y un centro de operaciones para las empresas taiwanesas y extranjeras".

   La ruta prosigue con la invencible paciencia china y se encamina hacia una situación de beneficio común, inquietante para quienes no cesan de perseguir la hegemonía mundial. Una China unida sería un obstáculo infranqueable para quienes aspiran a controlar el mundo. Y dentro de tales miras la isla de Taiwan  -situada en el Mar del Sur de China, arteria vital de rutas petroleras-  es una pieza importante en el tablero mundial.



                                                        La isla de  Taiwan,  separada de la parte continental por el estrecho del mismo nombre,
                                                        tiene una superficie de 36.200 Km.2
 
Quiénes atizan la secesión
  Washington persevera en su afán de nutrir las tendencias independentistas de la isla y de allí su insistencia en proveerla de armamento, incluyendo la modernización de la flota taiwanesa de aviones F-16 y la formación de pilotos.

   China ha expresado su oposición al proyecto aprobado por la Cámara de Representantes de EEUU autorizando una nueva venta de armas a Taiwan, calificando tales medidas de interferencia en los asuntos internos de China y de violación por parte de EEUU de los acuerdos suscritos con el país asiático. Un artículo reciente firmado por el analista Wang Xinjun señaló que “un grupo de funcionarios gubernamentales y congresistas estadounidenses revelaron al diario Washington Times, bajo condición de anonimato, que el presidente Obama ha decidido vender a Taiwan armas por valor de 4.200 millones de dólares, incluidos repuestos destinados a mejorar los aviones caza F-16”.

Obama fortalece la nueva estrategia en Asia-Pacífico

    Con misiones temporales, colaboración de aliados, armas de alta tecnología y mayor número de soldados para ejercicios conjuntos y entrenamiento en los países socios sustituirá EEUU en la región Asia-Pacífico las bases militares permanentes, onerosas y mundialmente criticadas.

   Los aliados estratégicos facilitarán el acceso a puertos, campos aéreos y otras instalaciones. Los despliegues militares serán rotativos según lo exijan las coyunturas situacionales.

   Durante su visita a Singapur en junio de 2012, el secretario de Defensa de EEUU, León Panetta, declaró a periodistas:   “Cuando uno mira la proporción de fuerzas que tenemos en el mundo, es justo decir que un porcentaje mayor, una mayor proporción de esas fuerzas va a estar en el Pacífico”. Sus palabras están en consonancia con los planes del presidente Barack Obama, anunciados en enero último, de enfocarse en Asia, como contrapeso a la creciente influencia de China en la región.

   No por azar ha sido Birmania el país escogido por el mandatario estadounidense para su primera gira después de su relección. ¿Hay alguien tan ingenuo para creer que el gobernante de la gran potencia va en búsqueda del “mercado emergente de 60 millones de personas” que aspira a disputarle a China? ¿Irá acaso a predicarle democracia al viejo régimen militar?

   Si Taiwan es pieza clave para controlar el Mar de China, Birmania, cercana al estrecho de Malaca, no lo es menos para controlar la vía marítima que une a los océanos Indico y Pacífico, a través de la cual circula más de la mitad de los tanques petroleros del mundo. Con ojo de lince Obama sabe mover sus piezas.

 

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