domingo, 25 de noviembre de 2012

CLAUDIO CEDEÑO CONVOCA A EXPONER VERDADES


¨      En sus engavetadas Memorias Claudio  revela los turbios orígenes de un diario ícono de la intelectualidad venezolana.
 
 
 
 
                        Artista y luchador social, opuso siempre la firmeza y unidad
                                 del gremio a toda presión política o empresarial


 

   Dispuesto a no llevarse a la tumba sus punzantes verdades, Claudio Cedeño pidió en su última entrevista,(CiudadCCS, 27/10/2009),  que “no hablasen de él, de su vida o de su obra, pues quería aprovechar el intercambio para hacer una denuncia y aclarar una historia”

  Y es que durante más de medio siglo a Claudio le agobió el peso de una denuncia a su juicio inconclusa, amordazada, bloqueada por quienes no toleran que los íconos sean derribados de sus pedestales.

   Este SOS de Claudio fue lanzado precisamente un mes antes de que la Parca le obligase a “recoger sus macundales e irse de gira astral”, como señaló su alumno y apologista Jesús Mujica (“Luchando y pintando”, Aporrea, 30/01/2012).

   Si bien su encuentro con Sergio Bronstein, en la citada y postrera entrevista, no daba margen por razones de espacio para extenderse en detalles sobre un hecho ocurrido a mediados del pasado siglo, Claudio logró aligerar a medias el peso de aquel bloqueo que durante tanto tiempo le mantuvo atosigado. No otro término puede aplicarse a tal amordazamiento, pues cada vez que exponía a sus camaradas los hechos tal como ocurrieron, éstos le obligaban a callar, diciéndole que se había convertido en monotemático.

  Y Claudio partió a los pocos días de haber cumplido 93 años, el 29 de noviembre de 2009, sin lograr expulsar del todo aquella ponzoña, dado que sus punzantes verdades siguen sin ver la luz.

Memorias engavetadas

  En 2003 nos incorporamos a un equipo encargado de colaborar con Claudio Cedeño en la culminación de sus Memorias (aunque él nunca las denominó así), integrado por Jesús Mujica, quien fue su alumno en la Escuela de Arte “Cristóbal Rojas” y seguidor de sus enseñanzas en la vinculación del arte con las luchas populares, partícipe del grupo “Guaicaipuro 1”, dirigido por Claudio en los años 70-80; por Aníbal Bastardo, tempranamente fallecido, y por otros amigos del artista, cuyos nombres en estos momentos se nos escapan.

   Para aquella fecha ya Mujica había realizado largas horas de entrevistas con el maestro caricaturista y tenía un trabajo avanzado bajo el título “Memoria y cuento de Claudio Cedeño”, título objetado por la suscrita por existir otro similar (Memoria y cuento de la generación del 28, J.Gabaldón Márquez, 1978). En su lugar propusimos: Las Verdades de Claudio, inicialmente aprobado, incluso por el mismo Claudio, sujeto a reconsideración.

   Se nos comisionó para dar redacción adecuada a las entrevistas literalmente transcritas efectuadas por Mujica. Luego de un minucioso trabajo, verificado por todo el equipo y complementado con nuevas entrevistas a Claudio para aclarar o complementar conceptos, la labor fue concluida, bajo aprobación de Claudio, quien insistió en la premura de consignar el material para su impresión.

   No sabemos cuáles duendes se interpusieron para engavetar dichas Memorias.

De zapatero a director de El Morrocoy Azul

    Como homenaje a Claudio en el tercer aniversario de su partida, deseamos señalar aquí que el blanco de la denuncia de nuestro amigo caricaturista no fue otro que el diario El Nacional y, muy especialmente, su fundador Miguel Otero Silva.

   El carácter inédito de sus Memorias nos obliga a exponer sólo algunos puntos que motiven su publicación. En sus diálogos con Jesús Mujica, Claudio rememora su salida de Río Caribe, terruño natal. Así lo indica Jesús en el citado artículo: “Claudio fue uno de los millares que emigró en su exilio económico a los 19 años de edad. En Cabimas ejerció el oficio de zapatero y comenzó a ligarse a las incipientes organizaciones de los gremios artesanales que luego desembocarían en los primeros sindicatos”.

   En las entrevistas que sirven de base a sus Memorias, Claudio evoca cómo en 1941, a sus 23 años, al llegar a Caracas contacta a “prominentes figuras del campo revolucionario, como Miguel Otero Silva, Francisco J. Delgado (Kotepa), Carlos Irazábal, quienes tenían proyectado el lanzamiento de un periódico humorístico: El Morrocoy Azul.”. Y agrega: “Fui escogido para ser director de ese periódico por el único mérito de ser militante del Partido Comunista y de ejercer la función periodística en el semanario Fantoches, de Leoncio Martínez, donde hice mis primeros ejercicios como caricaturista"

Firmeza gremial ante complicidad de un diario

   Otra gran satisfacción de sus años juveniles fue la iniciación en el diario El Nacional como personal de planta, con una caricatura diaria, durante cuatro años (1946-1950), desempeñándose al mismo tiempo como Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa. De cómo fue entregado a la Seguridad Nacional –durante la dictadura perezjimenista- por no avalar en su condición de dirigente sindical el despido de cuatro periodistas del rotativo, dan cuenta sus memorias.  

   Y van más allá al recordar que su prisión y la de Sergio Antillano, también trabajador de El Nacional y directivo suplente en el SNTP, obedeció a turbias componendas no sólo con las fuerzas represivas de la dictadura, sino con intereses foráneos. De allí que no fuese reseñada en ningún medio, como lo ratificó en su postrera entrevista: “Había complicidad entre ellos (entre los medios); todos estaban vinculados con los concesionarios petroleros que, junto con las grandes transnacionales, tenían una red de diarios a lo largo de todo el continente sudamericano”.

    Relata Claudio que de tal mácula no está libre El Nacional, fundado en 1943, en plena guerra mundial. Amparado en la rebeldía de los versos de Miguel Otero, el diario de Henrique Otero Vizcarrondo –evoca el caricaturista- se nutrió financieramente en su fundación “de la concesión de un  royalty  de las compañías petroleras en tierras de Anzoátegui”. De allí que los intereses de la empresa prevalecieran sobre el fuero sindical.

   Para Claudio, activista del SNTP y miembro fundador de la Asociación Venezolana de Periodistas, el gremio debe mantenerse compacto, indestructible, impermeable ante toda presión política o empresarial.

 

   ¡Mantengamos vivas sus enseñanzas!

1 comentario:

  1. Muy lamentable sería que las memorias de Claudio quedaran en una gaveta. Estas memorias constituyen nutrientes para dos historias (quizá más) la historia política y la historia de la caricatura en Venezuela. Todos los historietistas en este país sabemos que el Morrocoy azul y Fantoches constituyen la gesta de este genero a nivel nacional. Mantener una mancheta durante años va mucho más allá de cobrar un sueldo por hacer garabatos (gran error)una mancheta es sin lugar a dudas una trinchera para hacer señalamientos y denuncias en un lenguaje popular, claro y directo, y para ello se requiere no solo un dibujante sino a alguien que conozca su sociedad y tenga los principios necesarios para cuestionarla en pro del beneficio colectivo y Claudio hizo esta labor.
    Como historietista me gustaría ver ese libro publicado.
    Omau.

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