Deng
promovió la gran marcha hacia atrás: de la colectivización a la
economía individual y búsqueda de
ganancias
Una
apología de quien impulsó la marcha atrás de la colectivización socialista
hacia la economía individual, exhortando al enriquecimiento, sólo puede
traducirse como desconocimiento de la historia de China y al mismo tiempo de
los principios fundamentales del marxismo. O bien podría interpretarse como
como una identificación con el criterio
de que no importa el color del gato si la cacería de ratones (o de ganancias)
es abundante. Nos referimos al artículo
de Néstor Rivero “Deng Xiaoping transformó la visión del socialismo y el rol de
China en la economía mundial” (Correo del
Orinoco, 22/08/2015).
Aquel sobreviviente de la heroica Marcha
de veinte mil li, realizada por el Ejército Rojo en los años treinta, no fue
“el más importante dirigente, después de Mao Zedong, en la historia de la
República Popular China”, como señala el articulista Rivero, quien parece
desconocer el protagonismo de grandes dirigentes chinos, entre ellos Zhou
Enlai, Zhu De y tantos otros.
Miembro del Partido Comunista de China
(PCCH) desde 1924 y partícipe en la guerra civil contra el Kuomintang, Deng
Xiaoping, impulsor de la gran marcha hacia la restauración
capitalista en China, desempeñó desde 1949 importantes cargos en el gobierno y
en la dirección del Partido. Sometido a fuertes críticas como “impenitente
seguidor del camino capitalista” fue destituido en dos ocasiones de todos sus
cargos sin excluirle, erróneamente, de su militancia en el Partido, lo que
permitió sus rehabilitaciones.
El
nudo gordiano
Sin
muchos preámbulos, la primera interrogante que plantea un artículo como el que
comentamos es si los cambios operados en China mediante las reformas económicas
conducen a profundizar el socialismo, o a convertir al país asiático en una
potencia económica, lo cual en sí no
debería ser visto con ojos críticos si tal “transformación” no estuviese
vinculada intrínsecamente con profundas desigualdades sociales.
La consigna “enriquecerse es glorioso”,
lanzada por el tantas veces criticado y rehabilitado Deng, no podía sino
desatar una pugna desenfrenada por la competitividad y la búsqueda de ganancias,
dejando de lado la cooperación y solidaridad entre los trabajadores. La
economía individual tenía que desembocar necesariamente en la aparición de
nuevas clases sociales y de nuevas motivaciones por el consumo inherentes a la
economía mercantil.
¿Marxismo
trasnochado?
No nos quedaremos
repitiendo que nuestra
llegada a China a fines de 1979 –por invitación de la Agencia Xinhua, donde
trabajamos cuatro años en dos períodos distintos- coincidió con el
desmantelamiento gradual de las comunas populares y el estudio, por parte de
los camaradas chinos, de las repercusiones que en la vida del país tendrían las
decisiones tomadas en la III sesión plenaria de décimo Comité Central del PCCH,
relativas a la restitución de Deng Xiao Ping en todos sus cargos, incluyendo el
de Jefe del Estado Mayor del Ejército. En más de treinta años se han operado
“otros desarrollos”, entonces ya en curso, como nos lo advirtieron nuestros
compañeros de Xinhua al observar nuestro afán por investigar en la práctica el
funcionamiento de las comunas populares. A través de estos años hemos seguido,
gracias a la tecnología de la
comunicación, la dirección de tales cambios. No es superfluo, sin
embargo, señalar el impacto que causó en quienes tomábamos a China como punto
de referencia mundial hacia una revolución, hacia la construcción de una
sociedad igualitaria, presenciar que se declaraba erróneo todo cuanto antes se
había pregonado como gran acierto.
Fue en diciembre de 1980 cuando Xinhua
convocó a sus especialistas a una charla –dictada por uno de los Jefes de la
Oficina de Expertos- sobre el reajuste de la economía china y sobre los errores
cometidos por el PCCH antes de la Revolución Cultural. La década 1966-1976 fue
definida como “un completo fracaso que no dejó nada positivo al pueblo Chino
(1).
A dicha reunión asistió Rose Smith,
especialista en inglés con más de 20 años trabajando en China, miembro del
Partido Comunista Británico. No permaneció en silencio. Recordó la pobreza que
azotaba a los pobladores rurales en 1962 y el entusiasmo por ellos desplegado
en el movimiento de colectivización agrícola, negándose a aceptar que se
hubiese sobreestimado la capacidad de los campesinos.
En nuestro segundo período de
permanencia en China (1985-1987) pudimos comprobar, no sin desaliento, los
efectos de la economía individual en el campo, de la responsabilidad personal
por familia, de la diferencia de ingresos, el abandono de personas ancianas
laborando la tierra mientras sus hijos emigraban a las ciudades en búsqueda de
ganancias.
Ciertamente
abundaban los mercados con diversos productos, cuyos precios no estaban
centralizados. Con desmedro de una buena
parte de la población, otros hacían fortuna. El desarrollo de las fuerzas
productivas marchaba separado de las relaciones de producción.
No pocos países
capitalistas aplaudieron el ascenso de Deng Xiaoping al poder. Así lo señala un
artículo publicado por el Partido Comunista Revolucionaio de EEUU con motivo de
la muerte de Deng, en 1997: “Los imperialistas dicen que el ascenso de Deng en
China demuestra la superioridad del sistema capitalista y la ´muerte del
comunismo´ (…) Lo alaban porque volvió a meter a
China al mundo del capitalismo del mercado libre. Pero los pueblos del mundo
deben dar otro veredicto sobre la vida de Deng y su papel traidor en la
historia”.http://revcom.us/a/firstvol/890-899/896/deng_s.htm
Nuevos ricos militantes del Partido Comunista de
China
Trasladada
a las empresas la reforma económica, desaparecen los comités revolucionarios
integrados por obreros. Un nuevo
concepto aparecerá en la Constitución China: la Triple
Representatividad. La militancia en el PCCH se abre a la clase empresarial.
En el XVIII
Congreso del PCCH (noviembre 2012) se ratificó la Teoría de Deng Xiaoping y el
concepto de la Triple Representatividad como principios guías. Este Congreso se
vio precisado a incluir en su agenda “la
importancia de la lucha contra la corrupción”, pues altos dirigentes del
partido y sus familias se han visto envueltos en sonados casos de corrupción. En su discurso de apertura, Ju Jintao
–presidente saliente- denunció la corrupción como “una amenaza que podría comprometer la
existencia del Estado y la del PCCH”
Si esto ocurre
en las altas esferas de dirección, ¿cuáles motivaciones guían las nuevas
generaciones chinas?
No es necesario
hilar muy profundo. Veamos algunas informaciones recientes provenientes de
China.
Valores metálicos reemplazan valores éticos
No
hay duda de que las ganancias producidas por el socialismo de mercado han
abultado los bolsillos de unos cuantos millones de chinos, profundizando la
brecha de las desigualdades sociales.
Despachos de agencias relativamente
recientes indican: “China ha superado por primera vez el millón de ciudadanos
con una renta superior a los 10 millones de yuanes (=$US 1,56 millones; 1,27 millones de euros),
mientras que aquellos con más de 1.000 millones se ha elevado a 63.500, según estudio
de la revista económica Hurun” (EFE y AFP/
Beijing, 05 agosto 2012).
Ahora
bien, no es muy alta la proporción existente entre uno o dos millones de ricos
frente a una población cercana a
los 1.400.000 personas para 2014. Pero
sí lo suficientemente incómoda para
crear roncha en el resto de la población, sobre todo rural, cuyos menguados
ingresos les obligan a no pocas privaciones.
Es
en los jóvenes donde resulta más patético el efecto de una abundancia hueca,
desprovista de motivaciones e ideales. Observémosles
a través del lente de un periodista no chino cuya curiosidad le llevó a
recorrer varios clubes nocturnos en las principales ciudades del país asiático,
complementando su observación mediante conversaciones con gerentes de locales nocturnos:
“Los ricos en
China quieren ir a Shanghai para ver esta ciudad internacional -dijo el
gerente-… “Traen muchísimo dinero y dicen: ‘Todos están tomando esta o aquella
marca, dame dos’. Ven cómo todos piden 50 botellas de champaña y ellos también
las quieren. Puede haber personas que acaban de volverse ricas y ya están
tomando Dom Perignon añejo, ¡ni siquiera tienen idea de lo que es!
“Muchos de los nuevos ricos provienen de
pasados rurales humildes. La frase que se escucha es tuhao, cuya traducción literal es “inculto” y
“déspota”. Existe una creencia de que los nuevos ricos son vulgares y algunas
de estas personas realizan las demostraciones más vulgares de su riqueza.
“El gerente del club explicó un poco sobre su clientela. “Muchos de
estos jóvenes de Shanghái son ricos de segunda generación, que vienen de
familias ricas”, dijo. “Algunos no trabajan para nada pero otros trabajan muy
duro y aprenden de sus padres. Ellos vienen y quieren presumir su éxito. Son
competitivos…” (“Los nuevos ricos”, por Jamie Fullerton , periodista
independiente cuyo trabajo ha sido publicado en diversos diarios, julio 4, 2014. http://www.vice.com/es_mx/read/en-china-los-super-ricos-creen-que-entre-mas-gastan-mas-se-divierten
¡Cuánta diferencia con las jóvenes estudiantes que nos brindaron su compañía en los años 80! Ambas de diferentes provincias chinas
residían en el Instituto de Español en
Beijing y jamás aceptaron ni siquiera un cosmético cuando nos acompañaban. Su motivación era conocer la cultura de otros
países y ofrecer su solidaridad mientras aprendían otra lengua.
El color del gato sí tiene
importancia
Cuando de socialismo se trata, el color o condición del gato es de
primerísima importancia. La sabiduría y simbolismo de los proverbios chinos
está ligada a su ancestral cultura y debemos asir la profundidad de su
significado.
En septiembre de 1956, a escasos siete
años de proclamada la República Popular China, el VIII Congreso del PCCH se
plantea como objetivo esencial el desarrollo de la economía del país. Con Deng
Xiaoping como secretario general y Mao Zedong como presidente honorario, dos
posiciones opuestas acerca de la construcción del socialismo van a enfrentarse.
En “Ser promotores de la Revolución” (octubre 1957), Mao Zedong recalca que la lucha
de clases no se había extinguido, aunque en lo esencial estaba resuelto el problema de la propiedad. Indicó: “Hay
cuadros que han dejado de ser rojos y lo que albergan son ideas de campesino
rico. Hay quienes se distinguen por el color blanco, como es el caso de los
derechistas dentro de Partido, que son blancos en lo político (…) Hay algunos
que llevan el color gris y otros el rosado. Los que de verdad tienen un rojo
subido como el de nuestra bandera de cinco estrellas, constituyen la
izquierda”.
Señaló que la falta de conocimientos técnicos y profesionales en muchos cuadros del Partido conducía a los derechistas a subestimarlos diciendo que “los profanos no pueden dirigir a los expertos”, pues carecen de capacidad para ejercer la dirección. Como contrapartida, Mao Zedong expuso la necesidad de “formar un inmenso contingente técnico y teórico” en las filas de los trabajadores, pues sin el dominio de la ciencia y de la técnica la clase trabajadora no podría construir el socialismo.
Señaló que la falta de conocimientos técnicos y profesionales en muchos cuadros del Partido conducía a los derechistas a subestimarlos diciendo que “los profanos no pueden dirigir a los expertos”, pues carecen de capacidad para ejercer la dirección. Como contrapartida, Mao Zedong expuso la necesidad de “formar un inmenso contingente técnico y teórico” en las filas de los trabajadores, pues sin el dominio de la ciencia y de la técnica la clase trabajadora no podría construir el socialismo.
“Cuando afirmamos que somos capaces, nos
referimos a lo político. En lo que respecta a la técnica, todavía somos
ignorantes en muchos aspectos, pero la técnica es algo que se puede aprender …”
Tenía, además, muy claro el fundador de
la RPCH que la toma del poder no significaba el fin de la lucha de clases, sino
que la revolución debía proseguirse en forma ininterrumpida, “hasta la
supresión de las diferencias de clase en general”, como lo había indicado Marx”
(2).
Y aquí la contradicción insalvable con
Deng Xiaoping, para quien el color o condición de clase carece de importancia
si la habilidad para producir ganancias puede hacer de cada individuo un
potentado.
------------------
(1) Irma Barreto, China: La lucha no
ha cesado, Cap. VIII – Últimos días de las Comunas Populares, Caracas, Ediciones EBUC, 1990.
(2) Carlos Marx, Las luchas de
clases en Francia de 1848 a 1850.
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