sábado, 4 de julio de 2015

INSTAMOS AL GOBIERNO A ROMPER SILENCIO SOBRE CRÍMENES PLANIFICADOS DESDE PRISIONES



       Hoy la prensa venezolana señala sin atisbos de sorpresa un hecho aterrador:  “Fue un privado de libertad, recluido en la Penitenciaría General de Venezuela (PGV), líder de un grupo delictivo, quien planificó y ordenó (desde la cárcel) el asesinato del Juez Miguel Rafael Ledezma González, quien no accedió al intento de soborno para que decretara su libertad” (Correo del Orinoco, 04/07/2015).
       Lo que el periódico oficial destaca en el lead informativo es la hazaña policial al abatir –más de un mes después del crimen- a dos presuntos sicarios. Hermético silencio acerca de la monstruosidad convertida en pauta común delincuencial desde las rejas carcelarias.
       ¿Por qué ese empeño del Gobierno y, en particular, de los responsables de prisiones, en silenciar el libertinaje de los reos para seguir cometiendo delitos tras las rejas?  ¿Qué se oculta tras el amparo de tan viles hechos?
Venezuela es el único país del mundo donde en las cárceles los peligrosos criminales continúan ostentando su rango de líderes de grupos delictivos a quienes mediante  teléfonos móviles imparten órdenes de asesinatos, secuestros, extorsión y todo tipo de fechorías.
       Seguros tras las rejas, protegidos, alimentados y hasta consentidos en su ocio por las autoridades carcelarias, estos malhechores gozan de privilegios inimaginables en otras prisiones del mundo. Quizás consideren una ventaja estar allí resguardados, en oscuros tratos y connivencia con quienes les permiten pasar armas y cualquier tipo de objetos y sustancias, visitas íntimas con derecho a pernoctar, organizar bacanales y diversiones como en casinos…
       Y ¡Ay de quien les niegue estos “derechos adquiridos”! Se arma todo un escándalo nacional. Los familiares se declaran en huelga. Las madres, desgarradas de dolor, aunque antes nunca supieron en qué andaban sus hijos, claman ante las autoridades por un “trato digno” para su descarriada prole. Las organizaciones “defensoras de los derechos humanos”  hacen coro a tales reclamos y parecen olvidar que el más elemental derecho, el de la vida humana, es despreciado por estos criminales, convirtiendo cada día a Venezuela en un campo de muerte.
       Dos terribles señalamientos hace hoy la prensa en Venezuela:
       1 - “El hampa arrebató al Estado venezolano la autonomía sobre la violencia y la seguridad” (Rafael Narváez, abogado penalista).
       2 - La misma prensa oficial reseña como algo natural que desde la prisión “el líder de un grupo delictivo” ordene asesinatos.
       ¿A merced de quien estamos?
       Compatriotas, desde hace más de una década venimos denunciando estos crímenes inadmisibles planificados en   prisiones venezolanas. Un inexplicable y aterrador silencio ha sido la respuesta no sólo de los medios de comunicación a quienes hemos entregado material contundente (Yo Acuso...), sino del Gobierno mismo, lo que es muchísimo más grave. Es al Estado a quien corresponde, sin silencios ni medias tintas, “hacer valer su posición de rector de la política de seguridad ciudadana” (abog. penalista Rafael Narváez, ibid).
       Presidente Maduro, ¿tiene Usted alguna palabra al respecto? ¿A quién beneficia el reiterado silencio sobre tales crímenes sin castigo? Se lo demanda una luchadora social de larga data, conmovida ante tan espeluznantes hechos.



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