domingo, 26 de julio de 2015

REIVINDIQUEMOS OBJETIVOS DE LUCHA DE JORGE RODRÍGUEZ




         Se ocultaba el sol el 27de julio de 1976 cuando los restos mortales del dirigente socialista Jorge Rodríguez fueron depositados en el Cementerio General del Sur. Acompañamos una multitud dolida. El dardo de un gobierno nefasto segaba la vida de una promesa revolucionaria. Aprehendido en Caracas por agentes de la tenebrosa Disip, en pleno desempeño de actividades legales como Coordinador de la Liga Socialista, hubo de ser sometido a crueles torturas para arrancarle datos relacionados con el secuestro de William Frank Niehous, gerente de la Owen Illinois, en febrero del mismo año. Indoblegable, Jorge resistió las torturas. Tenía 34 años de edad y su madera era irreductible. Prefirió entregar la vida antes que soltar una palabra comprometedora. Desprendimiento de vísceras y hemorragia interna reveló la autopsia como causa de muerte, anunciada como “infarto” por el Ministerio del Interior a cargo de  Octavio Lepage. Todo ello ocurrió durante la “democracia representativa”, en el gobierno de Carlos Andrés Pérez.


   Treinta y nueve años han transcurrido desde entonces. Se suceden las conmemoraciones. Se profieren quejas contra la impunidad, se hacen conjeturas acerca del escenario político donde tuvieron lugar tales acciones. Nadie recuerda que un mes antes del asesinato de Jorge Rodríguez, el 24 de junio del mismo año 1976, fallecía en Caracas el dirigente guerrillero Tito González Heredia, herido en una emboscada de la Disip. No es cierto que en Venezuela la izquierda estuviese en desbandada, como se atreven a afirmar quienes navegan en la superficie. Para los años 70 eran pocos los dirigentes de la lucha armada que habían optado por la política de pacificación propuesta por el Dr. Rafael Caldera. El movimiento revolucionario venezolano avizoraba la conjugación de distintas formas de lucha que permitieran un trabajo amplio en el seno del pueblo. De allí el surgimiento de organizaciones como los Comités de Lucha Popular, Ruptura, Liga Socialista,  cuyos  órganos de divulgación fueron  Qué Hacer,   RupturaY Entonces..., Basirruque. Tras la pista de estas publicaciones, mil veces allanadas e incautadas sus ediciones, los gobiernos de turno de la mal llamada “democracia representativa” oteaban los pasos de dirigentes revolucionarios cuya integridad moral era indoblegable.   

       La justeza o no de procedimientos como los secuestros podría ser un punto de debate, pero lo esencial es que en aquellos años cada una de las organizaciones de izquierda se disputaba la hegemonía del movimiento revolucionario, coincidiendo todas en la necesidad de configurar una arteria única, capaz de orientar las luchas hacia un objetivo común. Divergencias tácticas las separaban. 

    Al indagar sobre las posibles coincidencias que condujesen a estructurar la unidad, entrevistamos a Jorge Rodríguez en marzo de 1975 (semanario Qué Hacer, 19 al 26 marzo 1975).

       -No hay que confundir –precisó Jorge- esa lucha por la hegemonía con las pugnas intergrupales que impiden a los militantes revolucionarios unir sus esfuerzos en torno a problemas comunes.

       Sin embargo, esas pugnas se manifestaron no sólo entre diferentes organizaciones, sino en su propio seno, como ocurrió con Bandera Roja, que habría de desembocar en traiciones por parte de algunos de sus dirigentes y alineamiento con el enemigo de clase.

       La muerte de Jorge Rodríguez, de Tito González Heredia, de Iván Barreto y de tantos otros –hombres y mujeres- que ofrendaron sus vidas por una auténtica transformación revolucionaria en Venezuela no puede quedarse en consignas ni en conmemoraciones. Hoy, cuando el  ministro del Trabajo y Seguridad Social en nuestro país, en acto conmemorativo del trigésimo noveno aniversario del asesinato de Jorge Rodriguez, al referirse a los “vicios de corrupción, ineficiencia e insensibilidad” que aquí subsisten, señala que “es el pueblo quien está ejerciendo la responsabilidad”, debemos preguntarnos -en nombre de nuestros héroes caídos, pero vivos en su ejemplo-  si el ejercicio del poder en Venezuela está en manos de su pueblo.

sábado, 25 de julio de 2015

C A R A C A S - Alí Lameda


Caracas nació un día cuando rota
se esparcía clamando
la mineral columna
de los flecheros de embijado rostro.
Indio puro: tu patria era esta faja
nupcial, esta colmena de abundancia.
Combatiendo caíste en el preciso
límite de tu lámpara invadida.
Indio claro: tu patria era esta noche
inconfundible, con sus planetarias
fermentaciones, con su toldo seco
y sus acuosas arpas doloridas.
Defendiéndola así, cayó tu cuerpo
junto a su consumida cornamenta.
Indio triste: tu patria era este río
que hoy lleva doloroso
la copa de tu sangre.
                    ...
Para llegar, Caracas, a la tersa
bandeja en que dormía
marmóreo tu geranio,
el feroz extranjero calcinó las preciosas
castas que defendían
tu flor petrificada,
tu misterioso talismán, tu leve
dios de rubí, tu flauta,

tu pilón y tu troje, tu enjambre de topacio.

                                                            Cacique Sabino Romero

¿Dónde está tu Cacique
de púrpura, tu virgen
marina, el hechicero terrible, la patata

maternal, tu mimbado fetiche de circonio?
Del ciego escombro salen mis hermanos.
Me llaman con un áspero lenguaje
de agria selva, de llano, de ignota cordillera.
Velan aún, con sus intactas flechas
en la frontera negra de tu dolor, Caracas.
Uno me dice: -El día que cantamos,
el día de albarizos jilotes, consumido
fue de repente, y sobre nuestros ojos
una humeante cascada
bajó despedazando
nuestros plumajes de zafiro y plata.
Gran hermano: en la noche
natal que me has guardado
vive tu día de honda
genealogía mutilada; clama
tu día de ancha clámide colérica y su cárdeno
resuello. Más profunda
que el humo cruel de los conquistadores
es la luz con que llena tu corazón el tiempo.
                    ...










sábado, 4 de julio de 2015

INSTAMOS AL GOBIERNO A ROMPER SILENCIO SOBRE CRÍMENES PLANIFICADOS DESDE PRISIONES



       Hoy la prensa venezolana señala sin atisbos de sorpresa un hecho aterrador:  “Fue un privado de libertad, recluido en la Penitenciaría General de Venezuela (PGV), líder de un grupo delictivo, quien planificó y ordenó (desde la cárcel) el asesinato del Juez Miguel Rafael Ledezma González, quien no accedió al intento de soborno para que decretara su libertad” (Correo del Orinoco, 04/07/2015).
       Lo que el periódico oficial destaca en el lead informativo es la hazaña policial al abatir –más de un mes después del crimen- a dos presuntos sicarios. Hermético silencio acerca de la monstruosidad convertida en pauta común delincuencial desde las rejas carcelarias.
       ¿Por qué ese empeño del Gobierno y, en particular, de los responsables de prisiones, en silenciar el libertinaje de los reos para seguir cometiendo delitos tras las rejas?  ¿Qué se oculta tras el amparo de tan viles hechos?
Venezuela es el único país del mundo donde en las cárceles los peligrosos criminales continúan ostentando su rango de líderes de grupos delictivos a quienes mediante  teléfonos móviles imparten órdenes de asesinatos, secuestros, extorsión y todo tipo de fechorías.
       Seguros tras las rejas, protegidos, alimentados y hasta consentidos en su ocio por las autoridades carcelarias, estos malhechores gozan de privilegios inimaginables en otras prisiones del mundo. Quizás consideren una ventaja estar allí resguardados, en oscuros tratos y connivencia con quienes les permiten pasar armas y cualquier tipo de objetos y sustancias, visitas íntimas con derecho a pernoctar, organizar bacanales y diversiones como en casinos…
       Y ¡Ay de quien les niegue estos “derechos adquiridos”! Se arma todo un escándalo nacional. Los familiares se declaran en huelga. Las madres, desgarradas de dolor, aunque antes nunca supieron en qué andaban sus hijos, claman ante las autoridades por un “trato digno” para su descarriada prole. Las organizaciones “defensoras de los derechos humanos”  hacen coro a tales reclamos y parecen olvidar que el más elemental derecho, el de la vida humana, es despreciado por estos criminales, convirtiendo cada día a Venezuela en un campo de muerte.
       Dos terribles señalamientos hace hoy la prensa en Venezuela:
       1 - “El hampa arrebató al Estado venezolano la autonomía sobre la violencia y la seguridad” (Rafael Narváez, abogado penalista).
       2 - La misma prensa oficial reseña como algo natural que desde la prisión “el líder de un grupo delictivo” ordene asesinatos.
       ¿A merced de quien estamos?
       Compatriotas, desde hace más de una década venimos denunciando estos crímenes inadmisibles planificados en   prisiones venezolanas. Un inexplicable y aterrador silencio ha sido la respuesta no sólo de los medios de comunicación a quienes hemos entregado material contundente (Yo Acuso...), sino del Gobierno mismo, lo que es muchísimo más grave. Es al Estado a quien corresponde, sin silencios ni medias tintas, “hacer valer su posición de rector de la política de seguridad ciudadana” (abog. penalista Rafael Narváez, ibid).
       Presidente Maduro, ¿tiene Usted alguna palabra al respecto? ¿A quién beneficia el reiterado silencio sobre tales crímenes sin castigo? Se lo demanda una luchadora social de larga data, conmovida ante tan espeluznantes hechos.