Por
Pablo Vicente Rovetta Dubinsky, julio 13 de 2014
(Chinalatiblog)
La República Popular China –que ya es la primera potencia comercial y la segunda economía del mundo- parece que ha decido comenzar a “marcar territorio”, a decir “aquí estoy yo”, y empezar a actuar en la esfera internacional en consonancia con su posición económica
La
visita del Presidente chino Xi Jinping a América Latina reviste gran
significado y sus resultados y repercusiones tendrán un importante efecto
global, mucho más allá de los que tenga en la región.
Me
gustaría hacer algunas reflexiones en relación con esta visita.
China y América Latina. Es significativo
que se trata de la segunda visita del Presidente chino a América Latina en poco
más de un año. En junio del 2013 ya visitó México, Costa Rica y Trinidad y
Tobago –en este último país tuvo un encuentro con dirigentes de otros países
del Caribe.
Este
viaje lo lleva a Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba, pero su actividad
diplomática abarca muchos otros países latinoamericanos. Incluye el encuentro
con los presidentes de diversos países de la región, aparte de reuniones con
líderes de UNASUR (Unión de Naciones de América del Sur), y de su participación
en la primera reunión con jefes de Estado del cuarteto de la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que en estos momentos integran
Costa Rica, Cuba, Ecuador y Antigua y Bermuda.
Es
un hecho que China se ha convertido ya en un muy importante socio comercial de
América Latina y en algunos casos en el número uno. La República Popular ya
figura en los países de la región como uno de los principales socios
comerciales, principal destino de las exportaciones latinoamericanas o
importante fuente de financiación, de inversión y de productos chinos.
América
Latina es estratégica para el futuro del desarrollo económico de China, entre
otros por los siguientes tres aspectos: la energía, la minería y los alimentos.
Esta
visita no hará más que impulsar esta situación en el terreno comercial, con la
firma de importantes contratos y acuerdos, aparte de que política y
diplomáticamente será un importante paso más en las relaciones bilaterales. Uno
de sus frutos será, por ejemplo, la creación del Foro China-CELAC, que se
reunirá por primera vez antes de finales de este año en el país asiático.
La
visita del Presidente Xi no deja de ser una señal para los Estados Unidos y en
algún sentido para España, los dos países que hasta ahora, y por razones
históricas, políticas y económicas han estado más relacionados con América Latina.
El factor Taiwán. Del pequeño grupo
de países en el mundo que aún no reconocen al gobierno de la República Popular
y siguen manteniendo relaciones diplomáticas con Taiwán o la llamada “República
de China”, la mayoría –en concreto 12 -está en América Latina (entre ellos
Paraguay, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Haití,
Honduras y Panamá). Esta ofensiva diplomática y comercial del Presidente Xi
Jinping es también un guiño y una señal para esos países, una muestra de las
“ventajas” de reconocer diplomáticamente al gobierno de Beijing.
La reunión de los BRICS. Uno de los
principales objetivos de la visita de Xi Jinping ha sido participar en Brasil
en la reunión de Jefes de Estado del llamado grupo BRICS (integrado por Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica), fuente de importantes medidas políticas y
económicas de repercusión internacional, entre ellas la creación de un Banco de
Desarrollo que posiblemente tenga su sede en Shanghai. Los BRICS han ido
consolidando en los últimos años su posición en un mundo donde las
instituciones económicas y financieras siguen estando controladas por los
Estados Unidos y los principales países occidentales, y están dispuestos a, si
no a cambiar inmediatamente esta situación, por lo menos a no ser testigos
pasivos de la misma y a empezar a moverse por su cuenta.
Una activa diplomacia china. La visita de Xi
Jinping tiene lugar en uno de los períodos más activos de la diplomacia china
desde la fundación el 1 de octubre de 1949 de la República Popular. Los viajes
al exterior y los encuentros internacionales de la nueva generación de líderes
chinos –tanto el Presidente Xi como el Primer Ministro Li Keqiang- son de una
frecuencia y una amplitud geográfica hasta ahora nunca vista en la diplomacia
china. La República Popular –que ya es la primera potencial comercial y la
segunda economía del mundo- parece que ha decido comenzar a “marcar
territorio”, a decir “aquí estoy yo”, y empezar a actuar en la esfera
internacional en consonancia con su posición económica en el mundo, esperando
que así sea vista y considerada por los otros países.
El caso de Cuba y la diplomacia “con características
chinas”.
El Presidente chino, al igual que sus recientes antecesores, también quiere
mostrar que su país es lo suficientemente fuerte y, podríamos decir “digno”
como para visitar, recibir o reunirse con quien quiera, manteniendo en este
sentido una tradición diplomática que le permite tener buenas relaciones con
Obama, o con Bush anteriormente, y al mismo tiempo abrazarse con los hermanos
Castro en Cuba. Ningún líder de peso internacional podría hacer lo que hace el
Presidente Xi, y que también hicieron sus antecesores, con Cuba. La visita a La
Habana del Presidente chino, además, tiene el “morbo” de efectuarse días
después del viaje del presidente Putin, que en muchos aspectos –en lo económico
y militar- marca una especie de “regreso” ruso a Cuba. Nos encontramos pues con
dos líderes como Putin y Xi Jinping “tomando café” prácticamente frente a las
narices de los EE.UU.
España y la famosa “triangulación”. Esta visita de Xi
Jinping, y dicho esto con todos los respetos, sería una excelente oportunidad
para que España “despertara” y dejase ya de hablar de “triangulación” y de
intentar seguir vendiendo a los chinos que pueden ser el puente principal para
entrar a América Latina. China no ha necesitado a España para “entrar” en
América Latina, realizar millonarias operaciones y haber alcanzado un nivel de
relaciones políticas y económicas que podrían ser la envidia de varias
Cancillerías europeas; Beijing tiene línea y relaciones directas con las
principales capitales latinoamericanas, en algunos casos mucho más fuertes que
las que pueda tener Madrid.
En
todo caso, quizás habría que enfocar el tema desde otro punto de vista: es
España y sus empresas las que podrían aprovechar esta ofensiva, esta presencia
China en América Latina, y en este caso la “triangulación” sería al revés:
España y sus empresas podrían utilizar a China como plataforma para intentar
consolidar y aumentar su presencia en América Latina
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