jueves, 24 de julio de 2014

ALIANZA ESTRATÉGICA CON CHINA: CERTERA ESTOCADA AL EXPANSIONISMO DE EEUU

Cuando declina la economía del coloso del Norte y sus garras 

expansionistas pugnan por retener sus dominios, la alianza con el 

país asiático tiene alcances estratégicos

 



Extemporáneas han debido sonar en los oídos del Presidente chino Xi Jinping las palabras del diputado venezolano Diosdado Cabello: “Estamos muy claros de que la vía es el socialismo”, término barrido en China por la corriente de los tiempos actuales.

Si algo caracteriza a los dirigentes chinos de todos los tiempos es su moderación al expresarse, jamás llevados por la improvisación, menos aún en el plano de las relaciones internacionales o diplomáticas. Sopesar el alcance de cada palabra, de cada frase, es parte de su formación ancestral. De allí que, en lugar de darse por aludido en cuanto a la claridad conjunta enunciada por el Presidente de la Asamblea Nacional Venezolana respecto a la vía socialista, el Presidente Xi mantuvo el actual criterio chino basado en las nuevas circunstancias geopolíticas que mueven hoy la acción de países de economía emergente y tienden a desplazar de sus tradicionales dominios las otrora grandes potencias.

No otra es la finalidad del acercamiento de China a los países de América Latina: lograr mecanismos de cooperación estratégica con mayor poder vinculante, como lo señala  un informe  especial de la Agencia de Noticias Xinhua. 

América Latina –dice el informe- con vastos territorios, es rica en recursos y China tiene un enorme potencial de mercado, fondos y tecnología. Esto favorece los intereses estratégicos de las dos partes para buscar una cooperación de múltiples dimensiones y niveles basada en resultados de beneficio mutuo.

Es una estrategia reforzada con las potencialidades de grupos de países de economía emergente como el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en cuya VI Reunión celebrada en la ciudad brasileña de Fortaleza participó el Presidente chino.

Por otra parte, se ha anunciado el establecimiento del foro China-CELAC (Comunidad de Estados de América Latina y Caribeños), el cual tendrá su primera reunión este año en Beijing. Es éste un bloque de 33 estados con el cual China ha delineado un programa de cooperación para el período 2015-2019 por varios millones de dólares, orientado al comercio, inversión y cooperación financiera.

En la Declaración Conjunta China-Venezuela ambas partes afirman ser países en vías de desarrollo e informan haber suscrito 38 acuerdos. El Presidente venezolano planteó asumir la fórmula 1+3+6 propuesta por su homólogo chino en el encuentro sostenido durante los días 16 y 17 de julio con los BRICS, la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), integrada por 12 miembros, y la CELAC.

Esta fórmula nos obliga a recordar la costumbre china de acudir a la combinación de números como recurso memorístico para determinar programas de acción que abarcan distintos aspectos. En este caso, 1 es el Plan a mediano plazo (2015-2019), con objetivos de crecimiento y desarrollo; 3 son los ejes de acción básica: inversión-comercio, cooperación y apoyo financiero; 6, impulso en seis áreas de trabajo: recursos naturales, construcción de infraestructura, agricultura, manufactura, innovación y tecnología.

En el caso concreto de Venezuela se imponen algunas consideraciones ante el esquema planteado:

Primera – Una alianza estratégica con China, sin desfigurar los propósitos de la misma escudándoles tras una supuesta vía socialista, podría conducir al desplazamiento de Estados Unidos de esta parte de América, en momentos en que declina la economía de la potencia del norte y cuando sus garras expansionistas no se resignan a abandonar lo que ha sido su tradicional dominio. De tal alianza podría Venezuela beneficiarse si estuviese dispuesta a aprender de las experiencias chinas y a jerarquizar los terrenos de acción donde los intercambios con el país asiático podrían traducirse en superación del atraso.

Segunda – Se afirma en la Declaración Conjunta que ambas partes son países en vías de desarrollo. China no ha dejado de aseverar que continúa siéndolo, pese a su avanzado nivel en múltiples campos: económico, industrial, científico, tecnológico, y a su independencia en los mismos. Ahora bien, ¿es Venezuela un país en vías de desarrollo? ¿Puede ubicarse en tal categoría un Estado rentista, monoproductivo, cuya industria básica continúa en manos de empresas mixtas transnacionales –incluso estadounidenses-, las cuales poseen el  49% de las acciones? En tal situación, Venezuela no puede clasificarse sino como un país de economía dependiente. En consecuencia, los beneficios de la cooperación no  serán los mismos para el país que invierte y para el país que se adeuda vendiendo petróleo a futuro; para un país que depende de la importación hasta en los renglones primarios que para aquél que ocupa primera escala en la exportación. 

Tercera – En el esquema de cooperación propuesto por China no se privilegia en Venezuela la tecnología. En el orden expuesto en la Declaración Conjunta vemos que ésta apenas se menciona en último lugar. Alcanzar soberanía de hecho significa superar el atraso tecnológico, industrial y científico, base del desarrollo económico. Sin embargo, la transferencia tecnológica por parte de China no se concreta en primer plano dentro de esta alianza estratégica. Prioriza el gobierno venezolano los préstamos de miles de millones de dólares del Fondo Chino-Venezolano, la construcción de viviendas, el suministro de vehículos y repuestos, obras de infraestructura, y algo insólito: en lugar de formación en el país asiático de especialistas en el campo de tecnología e industria, opta Venezuela por “jornadas de capacitación para funcionarios públicos”. ¡Ya veremos la caravana de funcionarios venezolanos viajando con sus comitivas a China en jornadas de capacitación!

China, en cambio, va con paso seguro hacia sus objetivos. No hay duda de que esta segunda visita de su Presidente a la América Meridional ha sido estratégicamente estudiada por el país asiático. Su repercusión será de largo alcance, como bien lo señalan analistas internacionales. A continuación damos cabida a un artículo de Pablo Rovetta, vinculado a China desde 1975 cuando inició estudios en la Universidad de Qinghua. Procedente de Uruguay, cuya dictadura militar hizo emigrar a sus padres,  Pablo ha mantenido su acercamiento con la República Popular China y el estudio de sus transformaciones. Así lo demuestran  sus artículos en el Anuario Asia-Pacífico y en diversas publicaciones.

El viaje de Xi Jinping a América Latina: la nueva diplomacia china, “triangulación” y otras reflexiones




Por Pablo Vicente Rovetta Dubinsky, julio 13 de 2014
 (Chinalatiblog)

   La República Popular China –que ya es la primera potencia comercial y la segunda economía del mundo- parece que ha decido comenzar a “marcar territorio”, a decir “aquí estoy yo”, y empezar a actuar en la esfera internacional en consonancia con su posición económica


La visita del Presidente chino Xi Jinping a América Latina reviste gran significado y sus resultados y repercusiones tendrán un importante efecto global, mucho más allá de los que tenga en la región.

Me gustaría hacer algunas reflexiones en relación con esta visita.

China y América Latina. Es significativo que se trata de la segunda visita del Presidente chino a América Latina en poco más de un año. En junio del 2013 ya visitó México, Costa Rica y Trinidad y Tobago –en este último país tuvo un encuentro con dirigentes de otros países del Caribe.

Este viaje lo lleva a Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba, pero su actividad diplomática abarca muchos otros países latinoamericanos. Incluye el encuentro con los presidentes de diversos países de la región, aparte de reuniones con líderes de UNASUR (Unión de Naciones de América del Sur), y de su participación en la primera reunión con jefes de Estado del cuarteto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que en estos momentos integran Costa Rica, Cuba, Ecuador y Antigua y Bermuda.
Es un hecho que China se ha convertido ya en un muy importante socio comercial de América Latina y en algunos casos en el número uno. La República Popular ya figura en los países de la región como uno de los principales socios comerciales, principal destino de las exportaciones latinoamericanas o importante fuente de financiación, de inversión y de productos chinos.

América Latina es estratégica para el futuro del desarrollo económico de China, entre otros por los siguientes tres aspectos: la energía, la minería y los alimentos.

Esta visita no hará más que impulsar esta situación en el terreno comercial, con la firma de importantes contratos y acuerdos, aparte de que política y diplomáticamente será un importante paso más en las relaciones bilaterales. Uno de sus frutos será, por ejemplo, la creación del Foro China-CELAC, que se reunirá por primera vez antes de finales de este año en el país asiático.

La visita del Presidente Xi no deja de ser una señal para los Estados Unidos y en algún sentido para España, los dos países que hasta ahora, y por razones históricas, políticas y económicas han estado más relacionados con América Latina.

El factor Taiwán. Del pequeño grupo de países en el mundo que aún no reconocen al gobierno de la República Popular y siguen manteniendo relaciones diplomáticas con Taiwán o la llamada “República de China”, la mayoría –en concreto 12 -está en América Latina (entre ellos Paraguay, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Honduras y Panamá). Esta ofensiva diplomática y comercial del Presidente Xi Jinping es también un guiño y una señal para esos países, una muestra de las “ventajas” de reconocer diplomáticamente al gobierno de Beijing.

La reunión de los BRICS. Uno de los principales objetivos de la visita de Xi Jinping ha sido participar en Brasil en la reunión de Jefes de Estado del llamado grupo BRICS (integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), fuente de importantes medidas políticas y económicas de repercusión internacional, entre ellas la creación de un Banco de Desarrollo que posiblemente tenga su sede en Shanghai. Los BRICS han ido consolidando en los últimos años su posición en un mundo donde las instituciones económicas y financieras siguen estando controladas por los Estados Unidos y los principales países occidentales, y están dispuestos a, si no a cambiar inmediatamente esta situación, por lo menos a no ser testigos pasivos de la misma y a empezar a moverse por su cuenta.

Una activa diplomacia china. La visita de Xi Jinping tiene lugar en uno de los períodos más activos de la diplomacia china desde la fundación el 1 de octubre de 1949 de la República Popular. Los viajes al exterior y los encuentros internacionales de la nueva generación de líderes chinos –tanto el Presidente Xi como el Primer Ministro Li Keqiang- son de una frecuencia y una amplitud geográfica hasta ahora nunca vista en la diplomacia china. La República Popular –que ya es la primera potencial comercial y la segunda economía del mundo- parece que ha decido comenzar a “marcar territorio”, a decir “aquí estoy yo”, y empezar a actuar en la esfera internacional en consonancia con su posición económica en el mundo, esperando que así sea vista y considerada por los otros países.

El caso de Cuba y la diplomacia “con características chinas”. El Presidente chino, al igual que sus recientes antecesores, también quiere mostrar que su país es lo suficientemente fuerte y, podríamos decir “digno” como para visitar, recibir o reunirse con quien quiera, manteniendo en este sentido una tradición diplomática que le permite tener buenas relaciones con Obama, o con Bush anteriormente, y al mismo tiempo abrazarse con los hermanos Castro en Cuba. Ningún líder de peso internacional podría hacer lo que hace el Presidente Xi, y que también hicieron sus antecesores, con Cuba. La visita a La Habana del Presidente chino, además, tiene el “morbo” de efectuarse días después del viaje del presidente Putin, que en muchos aspectos –en lo económico y militar- marca una especie de “regreso” ruso a Cuba. Nos encontramos pues con dos líderes como Putin y Xi Jinping “tomando café” prácticamente frente a las narices de los EE.UU.

España y la famosa “triangulación”. Esta visita de Xi Jinping, y dicho esto con todos los respetos, sería una excelente oportunidad para que España “despertara” y dejase ya de hablar de “triangulación” y de intentar seguir vendiendo a los chinos que pueden ser el puente principal para entrar a América Latina. China no ha necesitado a España para “entrar” en América Latina, realizar millonarias operaciones y haber alcanzado un nivel de relaciones políticas y económicas que podrían ser la envidia de varias Cancillerías europeas; Beijing tiene línea y relaciones directas con las principales capitales latinoamericanas, en algunos casos mucho más fuertes que las que pueda tener Madrid.

En todo caso, quizás habría que enfocar el tema desde otro punto de vista: es España y sus empresas las que podrían aprovechar esta ofensiva, esta presencia China en América Latina, y en este caso la “triangulación” sería al revés: España y sus empresas podrían utilizar a China como plataforma para intentar consolidar y aumentar su presencia en América Latina