jueves, 12 de diciembre de 2013

HA PARTIDO JOSEFINA ERNST


  
                  Este sábado siete de diciembre, a los noventa y dos años de edad,  dejó de existir en Caracas Josefina Ernst, pionera en las luchas por los derechos de la mujer y por el establecimiento de una Venezuela democrática.

            En pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial se constituye en Caracas la Agrupación Cultural Femenina (ACF) cuyo objetivo esencial era la convocatoria a un Congreso de Mujeres. A la vez, en Venezuela se vive un período de efervescencia política luego de las tinieblas de la dictadura gomecista. Durante el proceso de elección de concejales y de diputados a las Asambleas Legislativas  en el Distrito Federal y en algunos Estados, las mujeres deciden lanzarse a la calle para incitar al voto a la población masculina, pues las mujeres carecen de tal derecho. Ello no es óbice para que se integren a las luchas, ya como militantes de los partidos de avanzada, ya como independientes. En esta actividad estuvo Josefina en primera fila con otras coétaneas o que le aventajaban en edad: Ana Senior, Josefina Juliac, Carmen Clemente Travieso, Ana Luisa Llovera, Eumelia Hernández, Carmen López Obediente, Mercedes Fermín, María Teresa Castillo, Antonia Palacios, Mercedes Lobatón,  Alida de Planchart y muchas otras, sin desligarse de la participación masculina, entre quienes Josefina siempre recordó a Salvador de la Plaza, Rodolfo Quintero, Ricardo Martínez, Miguel Moreno, Germán Tortosa, José Antonio Mayobre.

   Josefina Ernst fue designada como representante al Congreso de la Juventud por la Victoria, celebrado en México, donde se abogó por el fin de la guerra. A su retorno al país, participó con las demás integrantes de la ACF en ciclos de charlas sobre temas sociales, políticos y literarios. Con Carmen Clemente Travieso asumió la responsabilidad de publicar una página semanal no exclusivamente de temas femeninos, sino con variadas colaboraciones, en el diario AHORA y posteriormente en Últimas Noticias, dirigido por Kotepa Delgado, y en El Nacional.            

Al evocar aquellos tiempos en un bosquejo autobiográfico escrito hace pocos años, Josefina Ernst sentenció: “Yo asistí como representante de Venezuela al Congreso Continental de la Juventud por la Victoria celebrado en Méjico en plena guerra, al que asistieron representantes de todos los países de América, incluyendo los Estados Unidos. Y a tantos años de aquellos acontecimientos, nuestros enemigos de hoy no son otros que los democráticos Estados Unidos de América”.

    Así, sin cortapisas y sin ataduras Josefina  Ernst deja un ejemplo de firmeza a las nuevas generaciones.

   Aparte de su labor como traductora de inglés, fue Josefina una acuciosa lectora y en los últimos años de su vida propuso la creación de una biblioteca circulante que llevó su nombre por sugerencia de sus compañeros y de su esposo, el fallecido humorista Aureliano González.

            Extrañaremos su alegría y su transparencia vital.

lunes, 12 de agosto de 2013

E S C A P A R P O R L A T A N G E N T E


Entrevista sobre una entrevista

 
 

Todo lector tiene el derecho y el deber de solicitar respuestas sin malabarismos a quienes, como integrantes del Consejo de Estado Venezolano, representan “un órgano constitucional con competencia para reco-mendar políticas públicas”

 

       Al entrevistar a alguien diestro en evadir respuestas o en acomodarlas hors du sujet, como dirían los franceses, un periodista sagaz está obligado a profundizar el tema, a no dejar que la liebre escape regodeándose en su fuero interno de haber burlado a su interlocutor.
 
     Es ésta una maniobra recurrente en quienes suelen hacer gala de sabiduría para apabullar al entrevistante. Veamos un caso típico en las respuestas dadas por un académico venezolano, miembro del Consejo de Estado, a preguntas formuladas por un semanario de circulación nacional en reciente entrevista (04/08/2013):

       -“El cantor de las FARC, Julián Conrado, detenido hace dos años en Venezuela, lleva ese mismo tiempo solicitando asilo al gobierno venezolano y nada que se le concede, a pesar del apoyo de muchas organizaciones populares y de artistas; sin embargo, al ex espía de la CIA, Edward Snowden, Venezuela le ofreció asilo sin que lo solicitara. ¿Qué opina usted de ambos casos?

       -“Lo que importa no es mi opinión, sino las normas aplicables. El artículo 69 de nuestra Constitución establece que ´La República Bolivariana de Venezuela reconoce y garantiza el derecho de asilo y refugio´. Según la Convención sobre refugiados de 1951 y el Protocolo de 1967,  los Estados se comprometen a conceder asilo humanitario y no pueden ni deben devolver por la fuerza a un refugiado a su país de origen si ello representa un peligro para él. Por otra parte, no se puede conceder extradición por supuestos delitos políticos”.

   Con tan genérica respuesta -que más parece una recopilación memorística de normas extraídas de un manual de derecho internacional- el periodista se dio por satisfecho. Se dejó envolver en la presunta sabiduría del entrevistado, en lugar de pedirle concretarse al tema de la pregunta y a la vez formularle otra suscitada por su pretendida cátedra magistral.

       De allí que no pudiésemos sustraernos al aguijón periodístico, el cual nos obliga a hacer una entrevista sobre la entrevista. Desde este sitio web, invitamos al docto intelectual venezolano, en su condición de miembro del Consejo de Estado -por lo cual sí es importante su opinión- a concretar su respuesta sobre dos puntos:

       -Primero: ¿Cómo explicar que siendo Venezuela un país respetuoso de su Constitución y de los Acuerdos internacionales por usted citados, en los cuales “se reconoce y garantiza el derecho de asilo y refugio”,  se mantenga privado de este derecho y encarcelado sin fórmula de juicio a alguien que lo viene solicitando insistentemente? ¿Podría explicarnos, como miembro el Consejo de Estado, ¿cuál privilegio beneficia al estadounidense ex analista de la CIA para que el Gobierno venezolano se apresure a ofrecerle un asilo no solicitado, mientras se le niega  al cantautor del hermano país?

       -Segundo: Ha sido muy oportuna su cita de la Convención de 1951 y del Protocolo de 1967, donde se establece, como Usted lo menciona, que “los Estados no pueden ni deben devolver por la fuerza a un refugiado a su país de origen si ello representa un peligro para él, ni puede concederse extradición por supuestos motivos políticos”. En tal sentido, desearíamos saber cómo queda el apego de Venezuela a estas leyes y acuerdos con la apresurada deportación, en abril de 2011, del periodista Joaquín Pérez Becerra, de origen colombiano y refugiado político desde 1994 en Suecia, país que le otorgó la nacionalidad.
 
                             
                            Joaquín Pérez Becerra es apresado al llegar
                                    al aeropuerto internacional de Maiquetía y
                                    entregado 72 horas después, al gobierno de
                                    Colombia.
       Quienes leímos la referida entrevista efectuada al  integrante del Consejo de Estado Venezolano, tenemos el derecho y el deber de solicitar respuestas sin malabarismos  a quienes representan “un órgano constitucional con competencia para recomendar políticas públicas”.

       Nos permitimos recordar que Pérez Becerra, fundador de la Agencia de Noticias ANNCOL, con sede en Suecia, fue detenido el 21 de abril de 1911 en el aeropuerto internacional de Maiquetía, procedente de Frankfurt, “requerido por Interpol”, según comunicado oficial de Venezuela. Apenas 72 horas después fue deportado a Colombia donde en septiembre pasado se le condenó a ocho años de cárcel "por el delito de concierto para delinquir”.

    Un motivo tan abstracto como las respuestas del integrante del Consejo de Estado de Venezuela.

     Vano fue nuestro esfuerzo por entrevistar entonces a Pérez Becerra en la infranqueable sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), en el Helicoide, Caracas, pues estaba ya en marcha su deportación o entrega (1).

       Al cumplirse un año de su condena a prisión en las mazmorras colombianas, un mínimo de ética de quienes conforman el Consejo de Estado en Venezuela les obligaría a expresar públicamente su opinión en materias de su competencia, si pretenden actuar  “conforme a los principios de soberanía, justicia social, transparencia, respeto y preminencia de los derechos humanos”.
-------------------
(1)  Cfr.  I.B. “Entrevista frustrada a Joaquín Pérez Becerra”, artículo difundido en la red desde mayo de 1911

domingo, 28 de julio de 2013

PUEBLOS ORIGINARIOS SE NIEGAN A SER DESPLAZADOS


  Hace dos días culminó en Caracas el V Congreso Bolivariano Indoamérica Joven, con la participación de representantes de 14 países. Se concretaron 27 acuerdos en defensa de los derechos de los pueblos originarios y proliferaron los discursos. El Vicepresidente Ejecutivo de Venezuela, Sr. Jorge Arreaza, se refirió al empoderamiento de los pueblos indígenas, promovido por el fallecido Presidente Chávez,  y se acordó impulsar la justa demarcación territorial tan largo tiempo postergada.

   Coincide esta celebración con los primeros cien días de gobierno del Presidente Nicolás Maduro, ocasión propicia para reproducir aquí una carta a él dirigida en abril pasado por el Profesor Esteban Emilio Mosonyi, aliado de los indígenas, antropólogo y doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Profesor Titular de Lingúistica y Antropología, conocedor de más de 70 lenguas indígenas, autor de numerosas obras relacionadas, en cuya trayectoria huelga detenernos. Valga, sin embargo, recordar que hace menos de cuatro años (octubre de 2009) el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información rindió a él y a su fallecido hermano Jorge Mosonyi (también antropólogo) un reconocimiento en el Centro de Diversidad Cultural, en Caracas, acto en el cual el referido Ministerio destacó:  Este homenaje no es para un brujo que ha extraído de la intuición el saber sino para un soldado, un verdadero guardián de la lingüística de los pueblos originarios en nuestro territorio y en muchos más. Lo mismo se aplica a su hermano Jorge Carlos, fallecido hace menos de dos meses”.

   Con esta cita queremos significar que el autor de la carta aquí reproducida no es ni ha sido un adversario del actual gobierno, y menos un crítico político por vocación. Desconocemos si el Presidente Maduro le concedió audiencia o ha dado respuesta a su comunicación pública. Al contribuir a difundirla deseamos expresar que los criterios allí expuestos deben ser tomados en cuenta y analizados con atención,  pues no provienen de ningún brujo, sino de alguien conocedor del tema tratado.
 
 
Prof. Esteban Emilio Mosonyi
Carta Pública al Presidente Nicolás Maduro
del Antropólogo y Profesor
Esteban Emilio Mosonyi
               
Caracas, 8 de abril de 2013
Excelentísimo Sr. Nicolás Maduro Moros
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
Al saludarle con todo mi respeto y consideración, comienzo diciendo que me ha costado algún tiempo decidirme a escribirle esta carta, ante la complejidad de la situación que le voy a plantear y lo difícil que resulta esperar una respuesta favorable de alguien que personifica el poder máximo en un Estado, cuando uno deja de recurrir a los canales convencionales. No obstante, tomé la determinación de hacerlo, impulsado inicialmente por la persecución y acoso a que está sometido un gran luchador social, el Profesor Universitario Lusbi Portillo, amigo de larga data que ha dedicado casi treinta (30) años de su vida productiva a la defensa irrestricta de los pueblos indígenas del estado Zulia, y de modo muy especial a los yukpa, hoy sometidos a un injusto despojo de sus tierras y violación de su hermosa y riquísima cultura tradicional.
Mucha gente tiene conocimiento de mi hoja de vida, convalidada por realizaciones y logros en favor de los pueblos indígenas y minorizados de Venezuela y del Mundo; mis esfuerzos durante largos decenios por impulsar la sociodiversidad, el pluralismo cultural y lingüístico, una interculturalidad dialogante; la búsqueda de un equilibrio sostenible de las sociedades humanas entre sí, así como entre el Ser Humano, el Planeta Tierra y el Cosmos que nos alberga a todos por igual. Afortunadamente estos principios están consagrados en la Constitución Bolivariana y ocupan un lugar privilegiado en nuestra legislación y en Convenios Internacionales firmados por la República. Hoy no podemos aspirar a una transformación integral de nuestras formas de vida en la Tierra, ignorando en “Buen Vivir” de los pueblos amerindios ni el “Ubuntu” de los pueblos africanos.
Cuando ocurrió en fecha reciente el monstruoso asesinato del heroico Cacique yukpa Sabino Romero Izarra –nuestro Segundo Guaicaipuro de estirpe caribe– a manos de unos sicarios contratados, muchos creíamos que tanto el Gobierno como la Sociedad Venezolana se harían una profunda autocrítica y aplicarían los correctivos necesarios frente a esa tragedia. Volvimos a equivocarnos porque el ensañamiento con la familia de Sabino continúa, al igual que el maltrato contra el pueblo yukpa y, por extensión, a los demás pueblos indígenas del país. Así lo demuestran los gigantescos planes y proyectos institucionales, producto de un desarrollismo insostenible e insustentable que ha venido postergando incluso la justa demarcación de las tierras indígenas, contrariando de esa manera las prioridades establecidas en la Constitución Bolivariana.
Ahora para colmo, los mejores aliados del pueblo yukpa, y en primer término el Profesor Lusbi Portillo, se ven sometidos a injustas y revanchistas acusaciones e imputaciones judiciales, con el presunto objetivo de poner fin a la resistencia indígena, obligando a las comunidades y pueblos originarios a renunciar a sus culturas y organizaciones propias, para conformarse con modelos de convivencia impuestos a partir de esquemas eurocéntricos y occidentalizados, aunque lleven el sobrenombre de socialistas.
Esta camisa de fuerza obedece, a su vez, a compromisos económicos y políticos que en los últimos años ha venido adquiriendo el Estado venezolano, abriéndose al extractivismo y a la minería legal indiscriminada hasta en las Áreas Bajo Régimen de Administración Especial; a la creación de obras de impacto desproporcionado para los frágiles ecosistemas donde se las pretende ejecutar; a la construcción de ciudades y vías de comunicación que prontamente desplazarían, con certeza, a sus pobladores indígenas, afrodescendientes y campesinos actuales. Igualmente crearían enormes focos de contaminación, con la secuela de contribuir al cambio climático, a la degeneración y pérdida de las últimas fuentes hídricas: en un Planeta condenado a morir de polución, hambre, sed, asfixia y enfermedades, debido a la avidez, desenfreno y faraonismo irresponsables de un modelo suicida de crecimiento, que tuvo su cuna en el capitalismo pero adquiere cada día más adeptos y adictos en países que se proclaman progresistas y hasta socialistas.
Sin violentar la modestia ínsita en cada ser humano, creo contar con la autoridad moral y la solvencia ética necesarias para solicitar respetuosamente el cese inmediato de la inicua persecución al Maestro Lusbi Portillo y otros aliados de la causa indígena y ambiental; un trato justo y equitativo para los pueblos indígenas, sus organizaciones e integrantes a través de nuestra vasta geografía; la pronta y eficiente demarcación de las tierras indígenas, ahora felizmente reiniciada por las Instituciones de la República, la cual de ningún modo significa un peligro o merma para la Soberanía Nacional; la aplicación concreta de toda nuestra normativa pluriétnica e intercultural; así como la revisión profunda y sincera de los trillados paradigmas decimonónicos de desarrollo geocida: en razón de sus indefendibles componentes económicos, geopolíticos y militares, que en varias partes del Mundo nos están llevando a una nueva conflagración mundial, acompañada esta vez de un irreversible holocausto ecológico.
No me siento ni seré nunca un fundamentalista fanático de causa alguna ni pretendo sobreponer los intereses de los pueblos tradicionales a los del resto de la humanidad. Lo que quiero y aspiro conseguir a todo trance es el diálogo intra e intercultural, el intercambio de criterios científicos y políticos, la interacción inteligente y sustentada en argumentos válidos, que nos permitan llegar a fórmulas consensuadas lo más rápidamente posible, antes que los daños sean irremediables.
Tampoco se trata de idealizar a ninguno de los actores sociales involucrados. Sabemos, por ejemplo, que existen indígenas que se dedican a la minería artesanal declarada ilegal. Pero no es menos cierto que el propio Estado venezolano pecó por grave omisión al no perfeccionar ni ejecutar la excelente iniciativa de la reconversión minera, destinada a obtener para los pequeños mineros clandestinos su inserción económica y social mediante otras actividades como, por ejemplo, la agricultura, la artesanía y el ecoturismo bien reglamentado. Mas por encima de cualquier consideración, no hay pretexto válido para que algunos jueces y fiscales –entre otros funcionarios, magistrados y autoridades tanto civiles como militares– violenten y desconozcan los derechos constitucionales de ningún pueblo indígena.
Por estos y otros motivos a veces difíciles de resumir en una breve exposición, pero no menos contundentes en sus líneas generales, al exigir el respeto a los derechos constitucionales del Profesor Portillo también le pido, Señor Presidente, una nueva y más consciente política indígena y ambiental. Somos muchos quienes solicitamos la MORATORIA impostergable para el conjunto de los Planes de Desarrollo de la Nación, su revisión exhaustiva con la consulta y colaboración permanentes de los protagonistas más compenetrados con dicha problemática, y la consiguiente elaboración colectiva de un nuevo paradigma societario ecohumanista que garantice la integridad y soberanía ecológicas de la Patria, como condición obligatoria para la Salvación del Planeta.
Señor Presidente: Dios y la Patria se lo agradecerán. También sería una forma póstuma de honrar la memoria del Presidente Chávez, quien reconoció gallardamente los derechos y apoyó la lucha de los pueblos indígenas y afrodescendientes por su propia liberación, de la cual el pueblo yukpa constituye un claro ejemplo.
Consignaré en seguida las siguientes propuestas de necesaria ejecución inmediata:
1.       Cese definitivo del acoso y cerco judicial al Profesor Lusbi Portillo y a las organizaciones Homo et Natura y Provea, así como del permanente hostigamiento a los pueblos indígenas yukpa y pemón, entre otros.
2.       Continuidad y eficiencia en la demarcación de las tierras indígenas, según lo consagrado en la Constitución Bolivariana y en la legislación indígena vigente.
3.       Una investigación profunda y exhaustiva para determinar la identidad de los autores materiales e intelectuales del asesinato de Sabino Romero Izarra, de su señor padre José Manuel Romero y del resto de los mártires yukpa que fueron sacrificados en defensa de sus tierras y su cultura.
4.       Una Moratoria para el conjunto de los Planes de la Nación que impliquen posibles daños humanos y ambientales, así como su revisión y paralización donde corresponda, por tratarse de actividades que representan un peligro para nuestra integridad y soberanía ecológicas.
Finalmente, le solicito con el mayor respeto, Señor Presidente, una audiencia a la mayor brevedad que sus obligaciones y compromisos permitan, a donde acudiría en compañía de mis asesores, especialmente aquellos integrantes del Colegio de Sociólogos y Antropólogos, Institución que me honro en presidir.
Agradeciéndole de antemano la atención prestada a estos planteamientos, me despido de Usted con los mejores deseos y expectativas.
Dr. Esteban Emilio Mosonyi.
Cédula de Identidad: 1.728.557
e-mail: e-emosonyi@hotmail.com
 
 


 
 
 
 

sábado, 27 de julio de 2013

¡R E P U D I E M O S L A T O R T U R A!


 

 

En el homenaje a Jorge Rodríguez, en el trigésimo séptimo aniversario de su asesinato, el Presidente Maduro fustigó las prácticas criminales del puntofijismo.  Ha debido fustigar con igual dureza a los militares que acaban de causar la muerte por torturas al cabo Diosny Guinand, en la parroquia de Macarao (Caracas), y a Reny Adolfo Suárez, en el Táchira, jóvenes ambos de 24 años de edad.
    Entrevistamos a Jorge Rodríguez en marzo de 1975, dieciseis meses antes de su muerte, a propósito de la unidad -que entonces creíamos posible- del movimiento revolucionario.

   Nos recibió en la sede de la Liga Socialista, en Catia, organización de la cual era Secretario General. La entrevista era para el semanario Qué Hacer, cuyo Consejo Directivo integrábamos. Algo muy significativo dijo Jorge en aquella ocasión:

   -Conviene señalar que las distintas agrupaciones políticas surgidas a raíz de la división de los partidos de izquierda en Venezuela (PCV, MIR, etc.) no han desarrollado una confrontación ideológica que permita ubicar las coincidencias e identificar en qué consisten las divergencias. Ello ha impedido que las divergencias se procesen en forma acertada y se afiancen las coincidencias.

   -La principal divergencia en el plano táctico podría ser la no precisión objetiva de la correlación de fuerzas existente en el país (…) Por otra parte, la lucha por la hegemonía del movimiento revolucionario suele confundirse con pugnas intergrupales, preñadas de sectarismo e irracionalismo que impiden a los militantes unir sus esfuerzos en torno a problemas comunes (…) De allí la existencia de un movimiento revolucionario débil y disperso, con muy escasos vínculos con la clase obrera.

   Hoy, a treinta y siete años de su asesinato, podemos decir que tales pugnas y desacuerdos, unidas a la ausencia absoluta de discusión teórica y de un trabajo perseverante en el seno del pueblo, han prevalecido desde entonces en Venezuela hasta desembocar en confusas amalgamas definitorias que abarcan desde Jesucristo hasta Bolívar y más acá…

   Detenido en extrañas circunstancias, Jorge Rodríguez es conducido a los sótanos de la Disip, cinco meses después del secuestro del industrial W.Niehous por un grupo de “Comandos Revolucionarios”, en la operación Argimiro Gabaldón. ¿Por qué el zarpazo policial hacia alguien que actuaba abiertamente, en escenario legal? ¿Cuáles intríngulis encierran estos hechos? Las veredas de la historia habrán de ser desbrozadas.

   Sólo  dos  días después de su detención  el Ministerio del Interior presidido por Octavio Lepage  anuncia  su   muerte   “a causa de un infarto”.  La autopsia –cuya copia reposa en nuestro poder- revelará la siniestra verdad: desprendimiento de vísceras, hemorragia interna… Mediante crueles torturas, la democracia -¿representativa de qué?- había segado  la vida del joven dirigente político, a sus 34 años de edad.

   Ayer se le rindió homenaje en el Cementerio General del Sur. El Presidente Nicolás Maduro y otros altos representantes del gobierno nacional estuvieron presentes. Al fustigar las prácticas criminales de los gobiernos de la IV República, el Primer Magistrado pidió a las autoridades policiales de hoy buscar “un punto de equilibrio”, pues “a veces se pasan en la aplicación de medidas correctivas”.

    Más que un ínfimo punto de equilibrio, el Presidente Maduro ha debido fustigar con igual dureza a los autores de la muerte del cabo Diosny Guinand, de 24 años de edad, torturado durante más de 48 horas por integrantes del Grupo de Acciones Especiales (GAE) del Comando de la Guardia Nacional Bolivariana en Macarao. Luego de causar el deceso por asfixia mecánica, los autores del crimen dejaron el cadáver en el lecho de una quebrada desde el 30 de junio hasta el sábado 6 de julio actual, procediendo después a enterrarlo sigilosamente en una cancha de tiro de la zona. A los familiares del joven –quien desde hace año y medio se había alistado en el GAE y deja una hija de cuatro años- hicieron llegar la noticia de que Diosny había desertado.

Este hecho conmueve a la sociedad venezolana al igual que el ocurrido el día nueve del presente  mes en el Táchira, cuando otro joven, también de 24 años, Reny Adolfo Suárez, murió a causa de torturas infligidas por funcionarios del Ejército Bolivariano de Venezuela, destacados en el Fuerte Morotuto, en el marco del Plan “Patria Segura”. La acción se produjo cuando los militares encontraron un depósito clandestino de combustible y atribuyeron el comercio ilegal a jóvenes presentes en el lugar. Según información de testigos, los militares procedieron a amordazar a los jóvenes, les golpearon con una manguera, les rociaron gasolina y los expusieron al sol. A Suárez le obligaron a ingerir combustible y cuando su estado ya era deplorable le condujeron a un centro asistencial de La Fría, donde llegó sin signos vitales. Según el médico de guardia –informó la prensa lugareña- la muerte se debió a quemaduras de tercer grado originadas por gasolina, además de ingesta de la misma.

   Hechos como éstos –y no son los únicos durante el presente gobierno- merecen el más contundente repudio de la sociedad venezolana y del mundo, al igual que el asesinato de Jorge Rodríguez y tantos otros cometidos en décadas pasadas.

jueves, 27 de junio de 2013

Cuando la historia se silencia...



   Desde junio de 2011 comenzó a circular en Venezuela la publicación “Independencia 200”, elaborada por investigadores de organismos estatales con propósitos -según sus promotores-  “pedagógicos” y de “enaltecer la venezolanidad y su historia”.
 
   Hoy 27 de junio, cuando se celebra en el país el Día del Periodista en conmemoración de la aparición del periódico patriota El Correo del Orinoco  (1818), conviene resaltar la importancia de la objetividad, particularmente si se pretende cumplir objetivos pedagógicos. Veamos cómo tales enunciados suelen divorciarse de la práctica:


Carta a Independencia 200                                        25/01/|12
Compatriotas:
    
     Tengo frente a mí el número 167 de su publicación, correspondiente a 1977, año en el cual fui reseñada en la cárcel de Tocuyito como reo ”por haber cometido el DELITO DE REBELION MILITAR”. Al comparecer ante el Consejo de Guerra (en San Bernardino), donde se me citó luego de innumerables allanamientos domiciliarios por parte de la tenebrosa Disip, sin otra explicación que la de acusarme de estar incursa en el mencionado “delito”, se convocó a los cuerpos represivos (Disip, Guardia Nacional) para que me trasladasen -como peligrosa delincuente- a la sede del Cuartel San Carlos, desde donde, luego de minuciosa requisa, se me condujo -con desproporcionada custodia militar- a la cárcel de Tocuyito.




 Ocurrieron estos hechos durante el primer mandato del Presidente Carlos Andrés Pérez, cuando representantes del puntofijismo se jactaban de alzar las banderas de la democracia.

- ¿Mi delito?

-Ser autora de un reportaje sobre la fuga de presos políticos de la carcel de La Pica, a quienes entrevisté en las montañas de Oriente, corriendo todos los riesgos que en aquel momento entrañaba la labor periodística enfrentada a un gobierno antipopular, represivo y entreguista. Al siguiente día de mi reclusión en Tocuyito llegó Doris Francia, entonces directora del semanario Ruptura, en cuyas páginas había salido un artículo suyo titulado “Los presos de la pica conquistan su libertad”. Se trató de un juicio conjunto (ambas figurábamos en el mismo expediente), donde se nos cobraba nuestra militancia revolucionaria de larga data.

   A Doris se le acusó de “instigación a la rebelión militar”, mientras la suscrita -a juicio del gobierno- pasó a ser una rebelada militar, como cualquier soldado. Un juicio insólito, carente de toda justificación legal. Doris, no colegiada ni miembro del SNTP, hubo de pagar las peores consecuencias (permaneciendo más de un año en Tocuyito), pues su artículo había sido publicado en Ruptura, periódico a todas luces vinculado con la gente de Douglas Bravo. En cambio, el reportaje de quien esto escribe  fue publicado en la prensa burguesa (revista Élite), de la cadena Capriles, quienes en ningún momento dieron la cara ni enviaron saludo alguno a las celdas de Tocuyito. Gracias a la solidaridad de colegas, militantes y estudiantes, quienes inundaron con “pintas” los muros de ciudades y poblados, y a las gestiones del CNP y SNTP, pude recobrar la libertad en menos de dos meses.
Obvia decir que los Capriles se aprovecharon de mi circunstancia política para ofrecerme remuneración de hambre, como colaboradora free lance (a fin de evadir toda responsabilidad gremial), precisamente cuando necesitaba que en publicaciones periodísticas se hiciese presente mi nombre, al cual el gobierno se empeñaba en vincular con las guerrillas. Conocedores de tal situación, los camaradas chinos me invitaron a trabajar en la Agencia de Noticias Xinhua, donde permanecí varios años.

-¿A qué viene esta historia?

-A que son trazos de nuestro pasado reciente, los cuales no deben silenciarse. Como comunicadora social y luchadora por la transformación auténtica de nuestra realidad, considero un deber instar a ustedes, compatriotas de INDEPENDENCIA 200, a no silenciar u omitir hechos que deben ser expuestos a la luz pública, sin mutilaciones, a fin de que sea el pueblo el árbitro implacable.
No importa quién haya sido sometido o sometida a juicio por REBELION MILITAR. En este caso lo importante no es el quién sino el qué. Y ustedes han silenciado algo tan grave como el caso de que POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA DE VENEZUELA UN PERIODISTA HAYA SIDO ACUSADO DE REBELION MILITAR POR EL SÓLO HECHO DE INFORMAR. Este hecho tuvo repercusión internacional. Y ustedes lo silencian, mencionando sólo una parte del juicio (el de “instigaicón a la rebelión militar”), quizás con el único propósito de silenciar un nombre. Ello, compatriotas, NO ES OBJETIVIDAD PERIODISTICA, NO ES PEDAGÓGICO NI SE AJUSTA A LA VERDAD HISTÓRICA.
   Con la autoridad que me confieren más de cincuenta años de ejercicio periodístico de combate, y largas décadas como luchadora por transformar nuestra realidad social, les invito a mantener la objetividad periodística, estrechamente ligada a la ética profesional, si en verdad pretenden hacer un periodismo digno.
 
--------
El silencio ha sido la respuesta a esta carta.
 
<><><>><<><><>

domingo, 26 de mayo de 2013

S E M B L A N Z A S

El viejo roble

Bajo la sombra de un joven naranjo
tranquilo duermes.
Desde la sombra de un joven naranjo
tu presencia fluye.
Lejos, muy lejos, en el lugar
donde el sol ha vencido las sombras
alguien te recuerda
y tu bondad silenciosa se esparce
más allá de los mares,
más allá de infinitas montañas y océanos,
más allá de todas las fronteras
inventadas por el hombre
e inunda mi espíritu de compañía.
Aquí, donde las batallas aún no han concluido,
donde se han derribado tenebrosas montañas,
llega tu voz mezclada con la de los arroyos
cristalinos y puros de mi infancia.
Y su rumor no es distinto de estos otros:
de los que emergen de la montaña Hu Mei
e hilvanan un canto transparente
tendiendo un puente inmenso hacia nuevos combates.
Beijing, mayo 26 de 1980
(En homenaje a Don Felipe Barreto, mi padre, nacido en Santiago (Edo. Trujillo) el 26 de mayo de 1893)
      

Formado en un hogar de medianos agricultores en las montañas trujillanas, Felipe Barreto aprendió en la escuela lugareña hasta que, avanzada la adolescencia, el maestro le dijo: "Ya no tengo nada más que enseñarte".
Cambió entonces el joven Felipe Antonio su cartapacio de libros y cuadernos por una mochila llena de provisiones y, en un brioso caballo, se alejó de los lares paternos. Sus vivencias y aventuras en aquellos primeros años del vigésimo siglo forman parte de su reservado mundo interior, pues no era fácil que Don Felipe soltara prenda cuando de sus secretos se trataba.
Al finalizar la tercera década del siglo le encontramos como administrador o capataz de la hacienda "Los Limones", un bello paraje del entonces municipio San Cristóbal de Torondoy (Mérida), propiedad de una joven viuda, la Sra. Herminia Higuera. ¿Cómo fue a dar a este apartado lugar, circundado de montañas, serpenteado de frondosos bucares que sombreaban las plantaciones de café y tendían una alfombra rojiza en los caminos? Fue siempre éste uno de sus misterios.
¿Cuánto tiempo transcurrió desde su salida de Santiago hasta llegar a Jajó y convertirse en edecán del General Juan Bautista Araujo, hijo del "León de los Andes? ¿En cuáles misiones encomendadas por este adversario del General Juan Vicente Gómez participó el joven Felipe Barreto? Son secretos de la historia, sellados por el honor de un andino inflexible. Gran admirador del valor individual, Felipe Barreto desafiaba el temor y menospreciaba toda actitud pusilánime. Su palabra era un documento.
Las circunstancias quisieron que en aquel pequeño pueblo de San Cristóbal de Torondoy se cobijase, procedente de Jajó, la familia Miliani Araujo. Apenas llegaron, el joven Felipe fue flechado por su hija mayor, Camila, nieta del "León de los Andes". Con ella contrajo matrimonio en abril de 1929.

 
Once hijos nacieron de esa unión, uno fallecido en la primera infancia. Los otros diez forjados en medio de una recia contradicción de clase: la aristocrática Doña Camila pugnando por hacer de sus hijos -sobre todo de las mujeres- niños "de buena familia", distantes de la "gente de la orilla" y de los campesinos, y Don Felipe, de raigambre popular, buscando siempre un parentesco con la doméstica de turno procedente de sus lares nativos. Les unía una preocupación común: la educación de sus hijos, sin distingo de género. De allí que emigraran primero a Valera y luego a Caracas.
Ambos asumieron con entereza la militancia de sus hijos e hijas. Doña Camila no dejaba de rezongar después de cada allanamiento, rezando para que su prole abandonara el comunismo, pero enfrentándose a los cuerpos policiales cuando éstos se presentaban, arengándolos y negándose a suministrar cualquier detalle informativo. Don Felipe con una actitud firme, de reto. Durante uno de los allanamientos cotidianos, un policía mostró su identificación donde se leía el apellido Briceño. "No será de los Briceño de mi tierra -dijo Don Felipe- porque de allá no han salido esbirros".

Antes  de instalar a su familia en Caracas, estando presente en casa de una  de  sus  hijas  durante un  allanamiento  en búsqueda de su hijo Bertilio -dirigente de la huelga del Liceo Fermín Toro-, Don Felipe fue conducido a los calabozos de la Seguridad Nacional,donde permaneció varios días. Estuvo incomunicado. De allí salió con mayor reciedumbre.
Su ánimo no se doblegó ante las contínuas persecuciones, allanamientos, muerte y ausencia de sus hijos.
Falleció en Caracas, el 28 de agosto de 1978, a la edad de 85 años.