El 9 de octubre de 1964 la Unidad Táctica de
Combate “Iván Barreto Miliani”, adscrita a la Brigada Uno de las Fuerzas
Armadas de Liberación Nacional (FALN),
realizan en Caracas una audaz acción que repercutiría en el mundo
entero: la captura del teniente coronel estadounidense Michael Smolen, segundo
jefe de la Misión Militar Aérea de EEUU en Venezuela.
En solidaridad con el pueblo vietnamita, la acción
fue dirigida por el Comandante Gregorio (nombre de combate del guerrillero Luis
Correa, quien falleció en Caracas en marzo de 2010).
Una llamada telefónica irrumpe en la redacción de
los periódicos caraqueños: “Estamos llamándoles desde la Unidad
Táctica de Combate “Iván Barreto Miliani”, de las Fuerzas Armadas de Liberación
Nacional (FALN), para informarles que hemos capturado al Teniente Coronel
Michael Smolen, Segundo jefe de la Misión Militar Aérea de EEUU en Venezuela.
Exigimos la suspensión del fusilamiento de Nguyen
Van Troi, patriota vietnamita prisionero en Saigón. Si Van Troi es
ejecutado, haremos lo mismo con Smolen”.
Para
muy pocos redactores debió ser conocido que Van Troi, joven militante del
Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, había sido apresado cinco
meses antes cuando minaba un puente bajo
control del ejército yanqui, en Saigón (hoy ciudad Ho Chi Minh), puente que
sería atravesado al día siguiente por Robert McNamara, Secretario de Defensa de
EEUU, y el embajador Henry Cabot Lodge. Condenado a muerte, su ejecución había
sido anunciada desde los primeros días de octubre
La
noticia del secuestro de Smolen recorrió el mundo e igualmente repercutió a
través de agencias la información de que EEUU había ordenado al gobierno de
Saigon aplazar la ejecución de Van Troi hasta tanto fuese localizado Smolen.
En
Caracas la represión se acentúa. El cerco se va estrechando. ¿Ejecutar al
rehén? Ello habría implicado el rápido fusilamiento de Van Troi. El 12 de
octubre se opta por liberar a Smolen. En la misma fecha, el Departamento de Estado ordena al gobierno
títere de Saigón ejecutar el fusilamiento del valiente joven, hasta cuya celda
había llegado una esperanza de vida, gracias a la solidaridad de lejanos
combatientes venezolanos.
Eran
acciones heroicas. Sólo quedan las huellas.