No
fue Miguel Angel Capriles Ayala el fundador de Ultimas Noticias
A
ntes de emprender su
viaje definitivo (noviembre de 2009), nuestro amigo caricaturista y luchador
social Claudio Cedeño quiso dejar a salvo algunas verdades, consciente de que
con el paso de los años serían escamoteadas por intereses políticos o
financieros.
No hay
pues motivo de asombro cuando cierta prensa venezolana conmemora el centenario
de nacimiento del editor Miguel Angel Capriles Ayala, reseñándole como
“fundador del periódico Últimas Noticias en 1941”. Dejemos a Claudio la
verdad de la historia, no sin antes advertir que están en espera de ver la luz
pública “Las Verdades de Claudio Cedeño”, donde son muchas las vacas
sagradas desmitificadas. De esas memorias suyas es el siguiente capítulo: El periodismo moderno en Venezuela – Surgimiento de los
grandes magnates.
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<> En septiembre de 1941 Kotepa Delgado, Pedro
Beroes, Víctor Simone de Lima y Vaugham Salas Lozada van a imprimir un nuevo
estilo al periodismo venezolano con la fundación del diario Ultimas Noticias.
<>
Dificultades financieras estrangularán las ansias de aquellos innovadores del
periodismo.
Mediante un golpe de audacia, por suministro de papel y otras acreencias, en un
juicio amañado, Miguel Angel Capriles Ayala logra la posesión del periódico.
Últimas
Noticias nace en septiembre de 1941 con una concepción
distinta del periodismo. Su creador, Kotepa Delgado, introdujo un novedoso
estilo periodístico, comenzando por el
formato tabloide, a diferencia de los otros diarios de la época,
de tamaño standard, los cuales
por esa y otras razones han sido considerados entre nosotros como “la gran
panza”.
La diferencia no es sólo de
formato, sino de contenido y del estilo que al nuevo periódico
van a imprimir sus fundadores: Kotepa, ya conocido en las filas del Partido
Comunista; Pedro Beroes, intelectual de izquierda, egresado universitario,
simpatizante del P.C.; Víctor
Simone De Lima, joven periodista y dibujante, quien había
ejercido el periodismo en El Popular, combativo semanario caraqueño, órgano
del PRP, en cuyas páginas
dio a conocer su ingenio gráfico
con dos personajes que aparecían en
un diálogo: Chucuto y Rabón, dos
camaleones que satirizaban a las más
famosas figuras dela época.
Vaugham Salas Lozada remataba el cuarteto de socios-propietarios, militante
comunista para el momento, además de
futbolista fanático de la tribu del “Dos
Caminos”. Se agregaba a este equipo un fogueado periodista de Maracaibo: Ciro
Urdaneta Bravo, quien con Olga Luzardo, Elio Montiel y Espartaco González
había dirigido el periódico “Petróleo”
durante los difíciles
días de la huelga del 36.
Aparte de sus características
novedosas, el periódico
logró reunir un grupo de muchachos
animosos, decididos, con ansias de conquistar todo lo que aspira a alcanzar la
juventud. Entre ellos recordamos a Oscar Yánez,
Luis Felipe Sánchez, Arístides
Bastidas, Manuel Ignacio Romero, Juan Acosta Cruz.
Más
tarde se incorporarían a
su equipo las primeras mujeres periodistas en Venezuela, entre ellas Carmen
Clemente Travieso, en la redacción; Ana
Luisa Llovera, militante de AD, en la actividad reporteril y, como aprendiz, Carmen López
Obediente, de las filas comunistas.
Así, ante
los ojos atónitos del lector aparece un
periódico con nuevos protagonistas,
con actores cotidianos, con la calle como escenario de acción.
Hasta ese momento era
desconocida en Caracas la actividad de fotógrafos
y reporteros de calle. De repente la ciudad es invadida por jóvenes
periodistas cuyas herramientas no son otras que un cuaderno de notas y una cámara
fotográfica. Se detienen en todas
partes, indagan, preguntas, recogen imágenes
de cualquier suceso: un accidente, una riña, una
discusión política,
un barrio derrumbado. Todo es noticia y los reporteros incurren a veces en
excesos. En casos de accidente o infortunio, penetran en las casas, recogen fotografías de
las víctimas y preguntan detalles
confidenciales para dar el “tubazo” al siguiente día, lo
cual no pocas veces causaba molestias en la recatada sociedad caraqueña de
la época. Pero poco a poco el
nuevo estilo se fue imponiendo. La gente se acostumbra a expresar públicamente
sus protestas y en los barrios los periodistas son acogidos con beneplácito.
Quienes jamás habían
sido tomados en cuenta ven ahora sus fotografías en
el periódico y su voz de protesta es
allí recogida. Los encopetados
optan por denominar “diario
de las cocineras” al popular tabloide.
Siete mil bolívares
había sido el capital inicial,
aportado por Kotepa Delgado en el momento de fundación del
periódico, cuyo precio de circulación era
de dos centavos. Los demás
socios aportaron su talento y deseos de hacer un periodismo nuevo. El
mobiliario estaba constituido por algunas máquinas
de escribir, escritorios y pocas sillas. Entonces el mundo de la publicidad
estaba lejos de representar el fabuloso caudal de ingresos que hoy se disputan
los medios de comunicación.
Muy pronto las dificultades
financieras van a estrangular las ansias revolucionarias de aquellos
innovadores del periodismo.
Un nuevo socio: de buhonero a
magnate
Para la fecha en que es derrocado
el General Medina, ya Últimas
Noticias es el vocero de mayor popularidad y circulación en
Venezuela. Con su bien estructurado
equipo, cumple un papel orientador de primer plano entre los sectores
populares. Esto no es visto con buenos ojos por las clases reaccionarias y
menos aún por la Embajada de Estados
Unidos que aspira a hacer valer su
injerencia en este fortín
petrolero una vez iniciada la Guerra Fría,
cuando todas las baterías van
a enfilarse contra los comunistas.
La ocasión se
les va a presentar cuando los aprietos económicos
sacudan la estabilidad del periódico.
Un testaferro, representante de los intereses de Rockefeller, aparece en escena
para proponer arrendar el tabloide, oferta que fue rechazada por sus fundadores.
Era evidente que la Embajada estadounidense maniobraba para evitar que el
popular vocero siguiera en manos comunistas. Y desde dentro, alguien que había
logrado hacerse socio del periódico
venía realizando trabajo de topo a
fin de beneficiarse de la quiebra en el momento oportuno. Ayudado por un
comerciante alemán
residente en Venezuela, de confesas simpatías por
el régimen de Hitler durante la
Segunda Guerra Mundial, el nuevo socio,
ex buhonero de baratijas en la calle, mediante un inescrupuloso golpe de
audacia logra la posesión del
periódico.
En su modesta sede frente a la
Plaza Bolívar, cerca del Cine Rialto, Ultimas
Noticias no tenía otro
capital que su propio nombre ya enraizado en los sectores del pueblo. Por
suministro de papel y otras acreencias, un juicio amañado
con la complicidad de gobernantes es entablado por sus acreedores, entre
quienes figura el comerciante nazi, ahora protegido en sus propósitos
por la Embajada estadounidense. El nuevo socio, cuyo nombre es Miguel Angel
Capriles, cuenta con el apoyo del mercader alemán y,
sobre todo, del Ministro del Trabajo, el Dr. Raúl
Leoni, quien en la quiebra le otorga el
derecho de propiedad del periódico.
Así,
Miguel Angel Capriles, quien se hacía
llamar “El Führer” y tenía un
negro historial de alianzas, quiebras y tracalerías,
inicia su meteórico ascenso de buhonero a
magnate. Como en los cuentos de hadas y de las Mil y Una Noches, fueron
surgiendo telares, oficinas arrendadas y sucesivas empresas de misterioso
origen. El pequeño tabloide
fue el primer eslabón de
una cadena que continuará
extendiéndose como una versión
tropical del Ciudadano Kane, donde Orson Welles capta magistralmente la
figura de los magnates de la prensa estadounidense.
A la adquisición de Últimas
Noticias le
siguió la de La Esfera, en el
período de Pérez
Jiménez, pero la vida de este periódico
no va a prolongarse mucho tiempo, pues ya estaba estigmatizado como un órgano
reaccionario y antipopular. A los órganos
de prensa siguieron las modernas torres de edificios con el nombre de su
propietario y de sus periódicos
y a éstas las cadenas de distribución de
prensa, las acciones en compañías de
segura inversión, las participaciones en
empresas transnacionales, sin contar su colección de
obras artísticas, la cual –según Sofía Imber,
su consejera en el ramo- supera la de cualquiera otro propietario
latinoamericano.
En el campo de la prensa, la cadena ha continuado agigantándose
por cualquier medio hasta los años dos
mil. Así lo demuestra el secuestro
desde el Ministerio de Educación de
la revista infantil Tricolor, forjada con los sueños de
Rafael Rivero Oramas, Manuel Felipe Rugeles y otros creadores, la cual estuvo
encadenada como “Cadena Tricolor”, con fines mercantilistas ajenos a toda
creatividad y con la anuencia de mal llamados educadores.
Sin embargo, Capriles no pudo
tener nunca bajo su control un partido político,
ni tampoco dar continuidad a una página
o un suplemento de arte bien
estructurado que le permitiese aglutinar a los intelectuales.
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ntes de emprender su
viaje definitivo (noviembre de 2009), nuestro amigo caricaturista y luchador
social Claudio Cedeño quiso dejar a salvo algunas verdades, consciente de que
con el paso de los años serían escamoteadas por intereses políticos o
financieros.
No hay pues motivo de asombro cuando cierta prensa venezolana conmemora el centenario de nacimiento del editor Miguel Angel Capriles Ayala, reseñándole como “fundador del periódico Últimas Noticias en 1941”. Dejemos a Claudio la verdad de la historia, no sin antes advertir que están en espera de ver la luz pública “Las Verdades de Claudio Cedeño”, donde son muchas las vacas sagradas desmitificadas. De esas memorias suyas es el siguiente capítulo: El periodismo moderno en Venezuela – Surgimiento de los grandes magnates.
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