Hace dos días
culminó en Caracas el V
Congreso Bolivariano Indoamérica Joven, con la participación de representantes de 14 países. Se concretaron 27 acuerdos en defensa de los derechos de los pueblos
originarios y proliferaron los discursos. El Vicepresidente Ejecutivo de
Venezuela, Sr. Jorge Arreaza, se refirió al empoderamiento de los pueblos
indígenas, promovido por el fallecido Presidente Chávez, y se acordó impulsar la justa demarcación
territorial tan largo tiempo postergada.
Coincide esta celebración con los primeros cien días de gobierno del
Presidente Nicolás Maduro, ocasión propicia para reproducir aquí una carta a él
dirigida en abril pasado por el
Profesor Esteban Emilio Mosonyi, aliado de los indígenas, antropólogo y doctor
en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Profesor Titular
de Lingúistica y Antropología, conocedor de más de 70 lenguas indígenas, autor
de numerosas obras relacionadas, en cuya trayectoria huelga detenernos. Valga,
sin embargo, recordar que hace menos de cuatro años (octubre de 2009) el
Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información rindió a él
y a su fallecido hermano Jorge Mosonyi (también antropólogo) un reconocimiento en el Centro de Diversidad
Cultural, en Caracas, acto en el cual el referido Ministerio destacó: “Este homenaje no es para un brujo
que ha extraído de la intuición el saber sino para un soldado, un verdadero
guardián de la lingüística de los pueblos originarios en nuestro territorio y
en muchos más. Lo mismo se aplica a su hermano Jorge Carlos, fallecido hace
menos de dos meses”.
Con esta
cita queremos significar que el autor de la carta aquí reproducida no es ni ha
sido un adversario del actual gobierno, y menos un crítico político por vocación.
Desconocemos si el Presidente Maduro le concedió audiencia o ha dado respuesta
a su comunicación pública. Al contribuir a difundirla deseamos expresar que
los criterios allí expuestos deben ser tomados en cuenta y analizados con
atención, pues no provienen de ningún
brujo, sino de alguien conocedor del tema tratado.
Prof. Esteban Emilio Mosonyi
Carta Pública al Presidente Nicolás Maduro
del Antropólogo y Profesor
Esteban Emilio Mosonyi
Caracas, 8 de abril de 2013
Excelentísimo Sr.
Nicolás Maduro Moros
Presidente de la
República Bolivariana de Venezuela
Al
saludarle con todo mi respeto y consideración, comienzo diciendo que me ha
costado algún tiempo decidirme a escribirle esta carta, ante la complejidad de
la situación que le voy a plantear y lo difícil que resulta esperar una
respuesta favorable de alguien que personifica el poder máximo en un Estado,
cuando uno deja de recurrir a los canales convencionales. No obstante, tomé la
determinación de hacerlo, impulsado inicialmente por la persecución y acoso a
que está sometido un gran luchador social, el Profesor Universitario Lusbi
Portillo, amigo de larga data que ha dedicado casi treinta (30) años de su vida
productiva a la defensa irrestricta de los pueblos indígenas del estado Zulia,
y de modo muy especial a los yukpa, hoy sometidos a un injusto despojo de sus
tierras y violación de su hermosa y riquísima cultura tradicional.
Mucha
gente tiene conocimiento de mi hoja de vida, convalidada por realizaciones y
logros en favor de los pueblos indígenas y minorizados de Venezuela y del
Mundo; mis esfuerzos durante largos decenios por impulsar la sociodiversidad,
el pluralismo cultural y lingüístico, una interculturalidad dialogante; la
búsqueda de un equilibrio sostenible de las sociedades humanas entre sí, así
como entre el Ser Humano, el Planeta Tierra y el Cosmos que nos alberga a todos
por igual. Afortunadamente estos principios están consagrados en la
Constitución Bolivariana y ocupan un lugar privilegiado en nuestra legislación
y en Convenios Internacionales firmados por la República. Hoy no podemos aspirar
a una transformación integral de nuestras formas de vida en la Tierra,
ignorando en “Buen Vivir” de los pueblos amerindios ni el “Ubuntu” de los
pueblos africanos.
Cuando
ocurrió en fecha reciente el monstruoso asesinato del heroico Cacique yukpa
Sabino Romero Izarra –nuestro Segundo Guaicaipuro de estirpe caribe– a manos de
unos sicarios contratados, muchos creíamos que tanto el Gobierno como la
Sociedad Venezolana se harían una profunda autocrítica y aplicarían los
correctivos necesarios frente a esa tragedia. Volvimos a equivocarnos porque el
ensañamiento con la familia de Sabino continúa, al igual que el maltrato contra
el pueblo yukpa y, por extensión, a los demás pueblos indígenas del país. Así
lo demuestran los gigantescos planes y proyectos institucionales, producto de
un desarrollismo insostenible e insustentable que ha venido postergando
incluso la justa demarcación de las tierras indígenas, contrariando de esa
manera las prioridades establecidas en la Constitución Bolivariana.
Ahora
para colmo, los mejores aliados del pueblo yukpa, y en primer término el
Profesor Lusbi Portillo, se ven sometidos a injustas y revanchistas acusaciones
e imputaciones judiciales, con el presunto objetivo de poner fin a la
resistencia indígena, obligando a las comunidades y pueblos originarios a
renunciar a sus culturas y organizaciones propias, para conformarse con
modelos de convivencia impuestos a partir de esquemas eurocéntricos y
occidentalizados, aunque lleven el sobrenombre de socialistas.
Esta
camisa de fuerza obedece, a su vez, a compromisos económicos y políticos que en
los últimos años ha venido adquiriendo el Estado venezolano, abriéndose al
extractivismo y a la minería legal indiscriminada hasta en las Áreas Bajo
Régimen de Administración Especial; a la creación de obras de impacto
desproporcionado para los frágiles ecosistemas donde se las pretende ejecutar;
a la construcción de ciudades y vías de comunicación que prontamente
desplazarían, con certeza, a sus pobladores indígenas, afrodescendientes y
campesinos actuales. Igualmente crearían enormes focos de contaminación, con la
secuela de contribuir al cambio climático, a la degeneración y pérdida de las
últimas fuentes hídricas: en un Planeta condenado a morir de polución, hambre,
sed, asfixia y enfermedades, debido a la avidez, desenfreno y faraonismo
irresponsables de un modelo suicida de crecimiento, que tuvo su cuna en el
capitalismo pero adquiere cada día más adeptos y adictos en países que se
proclaman progresistas y hasta socialistas.
Sin
violentar la modestia ínsita en cada ser humano, creo contar con la autoridad
moral y la solvencia ética necesarias para solicitar respetuosamente el cese
inmediato de la inicua persecución al Maestro Lusbi Portillo y otros aliados de
la causa indígena y ambiental; un trato justo y equitativo para los pueblos
indígenas, sus organizaciones e integrantes a través de nuestra vasta
geografía; la pronta y eficiente demarcación de las tierras indígenas, ahora
felizmente reiniciada por las Instituciones de la República, la cual de ningún
modo significa un peligro o merma para la Soberanía Nacional; la aplicación
concreta de toda nuestra normativa pluriétnica e intercultural; así como la
revisión profunda y sincera de los trillados paradigmas decimonónicos de
desarrollo geocida: en razón de sus indefendibles componentes económicos,
geopolíticos y militares, que en varias partes del Mundo nos están llevando a
una nueva conflagración mundial, acompañada esta vez de un irreversible
holocausto ecológico.
No
me siento ni seré nunca un fundamentalista fanático de causa alguna ni pretendo
sobreponer los intereses de los pueblos tradicionales a los del resto de la
humanidad. Lo que quiero y aspiro conseguir a todo trance es el diálogo intra e
intercultural, el intercambio de criterios científicos y políticos, la
interacción inteligente y sustentada en argumentos válidos, que nos permitan
llegar a fórmulas consensuadas lo más rápidamente posible, antes que los daños
sean irremediables.
Tampoco
se trata de idealizar a ninguno de los actores sociales involucrados. Sabemos,
por ejemplo, que existen indígenas que se dedican a la minería artesanal
declarada ilegal. Pero no es menos cierto que el propio Estado venezolano
pecó por grave omisión al no perfeccionar ni ejecutar la excelente iniciativa de
la reconversión minera, destinada a obtener para los pequeños mineros
clandestinos su inserción económica y social mediante otras actividades como,
por ejemplo, la agricultura, la artesanía y el ecoturismo bien reglamentado.
Mas por encima de cualquier consideración, no hay pretexto válido para que
algunos jueces y fiscales –entre otros funcionarios, magistrados y autoridades
tanto civiles como militares– violenten y desconozcan los derechos
constitucionales de ningún pueblo indígena.
Por
estos y otros motivos a veces difíciles de resumir en una breve exposición,
pero no menos contundentes en sus líneas generales, al exigir el respeto a los
derechos constitucionales del Profesor Portillo también le pido, Señor
Presidente, una nueva y más consciente política indígena y ambiental. Somos
muchos quienes solicitamos la MORATORIA impostergable para el conjunto de los
Planes de Desarrollo de la Nación, su revisión exhaustiva con la consulta y
colaboración permanentes de los protagonistas más compenetrados con dicha
problemática, y la consiguiente elaboración colectiva de un nuevo paradigma
societario ecohumanista que garantice la integridad y soberanía ecológicas de
la Patria, como condición obligatoria para la Salvación del Planeta.
Señor
Presidente: Dios y la Patria se lo agradecerán. También sería una forma póstuma
de honrar la memoria del Presidente Chávez, quien reconoció gallardamente los
derechos y apoyó la lucha de los pueblos indígenas y afrodescendientes por
su propia liberación, de la cual el pueblo yukpa constituye un claro
ejemplo.
Consignaré
en seguida las siguientes propuestas de necesaria ejecución inmediata:
1. Cese definitivo
del acoso y cerco judicial al Profesor Lusbi Portillo y a las organizaciones
Homo et Natura y Provea, así como del permanente hostigamiento a los pueblos
indígenas yukpa y pemón, entre otros.
2. Continuidad y
eficiencia en la demarcación de las tierras indígenas, según lo consagrado en
la Constitución Bolivariana y en la legislación indígena vigente.
3. Una investigación
profunda y exhaustiva para determinar la identidad de los autores materiales e
intelectuales del asesinato de Sabino Romero Izarra, de su señor padre José
Manuel Romero y del resto de los mártires yukpa que fueron sacrificados en
defensa de sus tierras y su cultura.
4. Una Moratoria para
el conjunto de los Planes de la Nación que impliquen posibles daños humanos y
ambientales, así como su revisión y paralización donde corresponda, por
tratarse de actividades que representan un peligro para nuestra integridad y
soberanía ecológicas.
Finalmente,
le solicito con el mayor respeto, Señor Presidente, una audiencia a la mayor
brevedad que sus obligaciones y compromisos permitan, a donde acudiría en
compañía de mis asesores, especialmente aquellos integrantes del Colegio de Sociólogos
y Antropólogos, Institución que me honro en presidir.
Agradeciéndole de
antemano la atención prestada a estos planteamientos, me despido de Usted con
los mejores deseos y expectativas.
Dr. Esteban Emilio Mosonyi.
Cédula de
Identidad: 1.728.557
e-mail:
e-emosonyi@hotmail.com